Desde hace años, la gastronomía de Asturias nunca ha estado tan poco presente en Madrid Fusión como en esta edición, un evento que, se quiera o no, es el gran escaparate español de la alta cocina y de los productos de calidad. Desde una perspectiva puramente comercial y de proyección de un producto, una tierra y/o una gastronomía, estar ausente de Madrid Fusión, con la prensa nacional e internacional como caja de resonancia, es una ocasión perdida para focalizar la atención sobre lo que uno hace. En ese sentido, Asturias y su proyección nacional e internacional han perdido de nuevo una ocasión para seguir atrayendo turismo gastronómico o para que los productos agroalimentarios de Asturias estén presentes en los restaurantes y las mejores tiendas de España y del mundo.

Y no es que hayamos dejado de tener ni grandes cocineros con proyección nacional e internacional ni que hayan desaparecido de repente los productos de calidad, no, sinceramente lo que creo que pasa es que estamos desapareciendo poco a poco del mapa, casi sin darnos cuenta y por nuestros propios errores. Seguimos creyéndonos los más grandes y los mejores, nos miramos al ombligo ensimismados y el mundo sigue girando sin esperar a que nos incorporemos.

Que la participación de Asturias en Madrid Fusión 2012 se haya limitado a un pequeño espacio expositivo compartido por el Llagar Casería San Juan del Obispo, Manduka Hispánica y el afuega'l pitu Rey Silo, acompañados por el queso vasco Idiazábal de la asociación Artzai Gazta, además de la participación en dos concursos de Alberto Asensio, de El Barrigón de Bertín de Lastres, y de Sergio Canteli y Víctor Pérez, del IES Valle de Aller, es sintomático de que Asturias pierde presencia e influencia gastronómica, y eso es un síntoma que lo pagaremos en menos turismo gastronómico y menos ventas de nuestros productos más allá de Pajares.

No es sólo una cuestión achacable al Gobierno del Principado, aunque sí es verdad que la parálisis política de Asturias tiene mucho que ver con la situación; pero quienes de verdad nos deberíamos preguntar por qué Asturias, que hace tan sólo unos pocos años presumíamos de ser una potencia culinaria tras Cataluña y el País Vasco, ha sido arrollada hoy por la proyección de otros territorios, somos el conjunto de los asturianos, ya que esta realidad representa una pérdida de oportunidad económica para nuestra comunidad y esto, con la que está cayendo, no nos lo podemos permitir y no se lo podemos permitir a nadie. Ante esta inmensa crisis que padecemos sólo tenemos tres herramientas para salir de ella: atraer turismo, que nuestras empresas exporten más e invertir en un I+D+i que nos haga más competitivos.

Hemos pasado en nuestra promoción gastronómica y turística de atar los perros con longanizas a no hacer nada, y ni lo uno ni lo otro. La Administración, como ocurrió muchas veces, no debe sustituir a los cocineros o a los operadores agroalimentarios, simplemente debe establecer cauces de relación, debe acompañar y apoyar, debe saber, o al menos saber escuchar para conocer dónde hay que estar, dónde merece la pena hacer un esfuerzo y dónde hay que procurar lograr que la mejor gastronomía asturiana esté presente, y uno de esos sitios es Madrid Fusión. Sin duda.