Asturias aspira a iluminar más su universo gastronómico cuando en pocos días se desvelen las nuevas estrellas Michelin

"Espero para Asturias dos nuevas estrellas y ojalá premios mayores", sostiene rotundo Marcos Morán. Está el cocinero al frente, junto a su padre Pedro Morán, de Casa Gerardo, el restaurante asturiano que ostenta la estrella Michelin en vigor más antigua del Principado, la que logró en 1991.

Pero no fue el primero en figurar en la popular y afamada guía roja (en sus orígenes en Francia fue amarilla) que este año cumple 50 años de su reedición en España, en 1973, tras un parón obligado por la guerra civil y otras cuestiones. Un año después del regreso, en 1974, Asturias entró en la Michelin con Casa Fermín, en Oviedo, entonces en manos de Luis Gil Lus. Sin estrella desde 1997, el restaurante cuenta con una sólida trayectoria y destacada reputación que concita los aplausos de la crítica gastronómica, siempre elogiosa con Casa Fermín, actualmente regentado por la hija de Luis Gil, María Jesús Gil, que se ocupa de la sala, y por el marido e hijo de ésta, los cocineros Luis Alberto Martínez y Guillermo Martínez.

Será el martes cuando se conocerá en Barcelona la nueva edición de Michelin para 2024 y en Asturias hay buenas sensaciones de que la nómina de distinguidos puede aumentar. Las quinielas están ya echadas y se habla de que Oviedo, recientemente elegida Capital de la Gastronomía 2024, podría recuperar el lugar perdido en la guía –la capital asturiana contó con otras estrellas, la del hoy desaparecido Trascorrales de Fernando Martín y la de L´Alezna, de Pedro Martino– y Gijón reforzar su presencia en la misma.

"A nivel de restaurantes creo que vamos a crecer, pero no me atrevo a decir dónde", abunda Marcos Morán, quien también destaca el "momento crucial" que afronta la región con la llegada del AVE y su repercusión en el sector turístico. "Es el momento para apostar por la calidad, por un turismo de nivel y que los restaurantes asturianos accedamos a más clientes en periodos desestacionados", reseña.

De momento, toca esperar unos días para saber si habrá seguro nuevo reconocimientos. El próximo martes se desvelará en la gala (19 horas) cómo queda el universo estrellado gastronómico asturiano. Lo que es fijo es que entre los actuales habrá una estrella menos, la de Arbidel, en Ribadesella, debido al cierre ya comunicado de Jaime Uz.

Así las cosas, Asturias cuenta actualmente con nueve restaurantes laureados. Al frente, Casa Marcial (La Salgar, Parres), de Nacho y Esther Manzano, que entró en 1999 con una estrella y logró la segunda una década después. Esther Manzano fue, por su parte, la primera mujer asturiana en entrar en Michelin, con su estrella de La Salgar (Gijón), cerrado desde la pandemia y con la cocinera volcada ahora con su hermano en Casa Marcial y otros locales de la familia.

Con una cuentan el citado Casa Gerardo (Prendes, Carreño), la más antigua en vigor, a la que siguió la de El Corral del Indiano (Arriondas, Parres), de José Antonio Campoviejo, lograda en 1994. La nomina se completa con El Real Balneario de Salinas (Castrillón), de Isaac Loya; Auga (Gijón), de Gonzalo Pañeda; El Retiro de Pancar (Llanes), de Ricardo Sotres; Ayalga (Ribadesella), de Israel Moreno; y los incorporados hace solo un año Monte (San Feliz, Lena), de Xune Andrade, y Ferpel (Ortiguera, Coaña), de Elio Fernández. A esto se añade una estrella verde –distinción estrenada por Michelin en 2020 y que premia la cocina sostenible con producto de cercanía– de Narbasu (Cereceda, Piloña), que recogió el año pasado la cuarta generación de los Manzano, el joven cocinero Chus Sánchez Manzano, hijo de Esther y sobrino de Nacho; más cuatro locales Bib Gourmand, etiqueta que reconoce la óptima relación calidad-precio y que lucen Farragua (Gijón), El Recetario (Gijón), El Molín de Mingo (Peruyes, Cangas de Onís) y Mesón El Centro (Puerto de Vega, Navia).

Suscríbete para seguir leyendo