Toallas del pelo para barrer: la manera en la que dejarás el suelo impoluto
Podrás darle una segunda vida a tu viejo textil
Las toallas tienen un periodo de vida limitado, al igual que cualquier textil. Lo que está claro es que su duración dependerá de la calidad de sus materiales y del uso que les demos. No obstante, hay una serie de consignas claves que nos ayudarán a extender su vida hasta que sea el momento de buscarle otra función.
Esto del reciclado de las toallas es como cuando usamos las camisetas viejas como trapo para el polvo o para secar los cristales. Llega un momento en el que nuestras prendas dejan de lucir un buen aspecto; es a hora de dejar su espacio en el armario a ropa nueva que cuadre con nuestro estilo.
En el caso de las toallas y los textiles que entran en contacto con nuestro cuerpo es aún más importante. Su función principal es la de absorber la humedad y el sudor de nuestro cuerpo después del deporte o de una buena ducha, así que lo más importante es mantenerlas en el mejor estado posible.
Muchos señalan que lo mejor para nuestro cuerpo y para el estado de la toalla es que las cambiemos una vez a la semana. Por eso, es recomendable que tengas a mano otro juego y que los vayas alternando con bastante frecuencia.
¿Cuándo es el momento ideal de cambiar mis toallas?
Seguramente alguna vez te hayas preguntado si ya es hora de reciclar tu juego de toallas por uno nuevo. Es posible que lleves manteniendo las mismas desde hace meses e incluso años, pero hay una señal que es síntoma directo de que ha llegado el momento: la textura.
El tejido de tus toallas está compuesto de fibras finas que, a medida que entran en contacto con la piel, van perdiendo su grosor, hasta el punto de que les resulta imposible absorber el agua. Cuando tus toallas no se sequen y estén húmedas a pesar de que las usaste el día interior, es momento de cambiarlas.
Una segunda vida
Seguramente nunca te hubieras parado a pensar que puedes usar tus toallas incluso para dejar tu suelo impoluto. En este caso, nos centramos en aquellas de proporciones más reducidas que normalmente usamos para secarnos el pelo. Si ya no cumplen su función como antes, échalas al suelo y a barrer.
La manera en la que debes usarla es muy sencilla y lo ideal es que lo hagas con las toallas de microfibra: átala en torno al cepillo y barre como lo hacías usualmente. Al igual que las bayetas sobre el polvo, las toallas recogerán toda la basura con mucha más facilidad que las cerdas del cepillo. Podrás hacer lo mismo con las toallas de manos que son aun más pequeñas.
No es el único elemento que puedes echar al suelo para barrer y dejarlo como nuevo. También puedes optar por coger una media vieja y ponerla sobre el cepillo para que venga a cumplir exactamente la misma función y que no resulte tan aparatoso. Esta clase de tejidos además te ahorrarán tener que limpiar las cerdas posteriormente, ya que estas por sí solas suelen acumular muchos restos.
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