El actor escocés Sean Connery y su esposa, Micheline Connery, han sido imputados de nuevo por un Juzgado, en este caso por un delito fiscal de 1,6 millones de euros tras la venta de unos terrenos por parte de una empresa vinculada al matrimonio. El titular del Juzgado de instrucción número 1 de Marbella (Málaga), Ricardo Puyol, argumenta en un auto, al que ha tenido acceso «Efe», que de la investigación del caso urbanístico denominado «Goldfinger» (donde también están imputados el actor y su mujer) se han averiguado unos hechos que determinarían otro delito fiscal.

Por ello, el magistrado entiende que «a raíz de la documentación intervenida» resulta pertinente la apertura de una pieza separada para investigar «los hechos que pudieran ser objeto de esos ilícitos penales». Además, el instructor explica que dicha decisión se basa también en que pudieran no guardar relación directa con la otra promoción, pero cree que «es más que obvio que son hechos que merecen la urgente actuación del órgano judicial». En este sentido, el magistrado destaca que el supuesto fraude a la Agencia Tributaria podría prescribir el próximo 25 de julio. El titular del Juzgado ordena que se libre una comisión rogatoria internacional y que se tome declaración en calidad de imputado al actor y a su mujer. El primer procedimiento, conocido como «caso Goldfinger», investiga sobre la parcela conocida como Malibú, situada en Marbella, donde se ubicaba el chalé del actor y donde hoy hay 72 inmuebles de lujo.

Durante sus estancias vacacionales en Marbella hasta 1999, el actor residía con su mujer en el chalé Malibú, sobre cuya parcela -en primera línea de playa- se sitúa hoy un edificio de cuatro alturas. La pieza separada por la que ahora han sido citados en calidad de imputados es «Colinas del Limonar», en Málaga capital, donde la venta de aprovechamientos urbanísticos por una empresa vinculada con el actor habría podido generar un delito fiscal de 1.642.576,51 euros.