El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se fue ayer de vacaciones a la exclusiva isla de Martha's Vineyard, donde se tomará diez días de respiro tras los que se sumergirá de lleno en la reñida campaña para las elecciones legislativas de noviembre. De vacaciones entre comillas, porque todos los días tendrá trabajo que hacer.

Obama, que partió hacia Massachusetts a media mañana, viaja acompañado de su esposa, Michelle, sus hijas Malia y Sasha, el perro presidencial, «Bo», y algunos de sus más estrechos colaboradores.

La Casa Blanca adelantó que el presidente buscará «recargar las pilas» tras un intenso año de trabajo en el que le ha tocado librar duras batallas en el Congreso, afrontar un catastrófico derrame de petróleo en el golfo de México, lidiar con una economía todavía renqueante y una guerra cada vez más impopular en Afganistán.

La residencia oficial insistió, de todos modos, en que Obama no descuidará sus obligaciones y trabajará un poco «todos los días». El año pasado, durante sus primeras vacaciones presidenciales, para las que también eligió Martha's Vineyard, frente a las costas de Massachusetts, nombró para un segundo mandato al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, e interrumpió su descanso para asistir al funeral del senador Ted Kennedy.

«Cuando uno habla de vacaciones presidenciales tiene que poner la palabra vacaciones entre comillas», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Bill Burton, quien adelantó que Obama recibirá «actualizaciones constantes sobre la economía y otros temas». Obama, que al igual que Bill Clinton y a diferencia de la mayoría de presidentes carece de casa propia para veranear, recibió duras críticas el año pasado por elegir para sus vacaciones Martha's Vineyard, uno de los enclaves de reposo más exclusivos del país. Sus detractores lo acusaron entonces de «elitista», un calificativo que a Obama le ha tocado escuchar en más de una ocasión. Martha's Vineyard es el lugar preferido de descanso de la dinastía Kennedy y de la élite progresista del país.

Obama concluirá sus vacaciones el 29 de agosto, cuando se desplazará a Nueva Orleans para conmemorar el quinto aniversario del huracán «Katrina».

Michelle y Sasha estuvieron en la Costa del Sol, en una escapada que no fue bien recibida entre la opinión pública estadounidense que que consideró un lujo impropio de la actual coyuntura el que la primera dama se codee con la realeza.