El guitarrista de los «Rolling Stones» Keith Richards cree que fue objeto de una persecución por parte del poder establecido británico cuando un juez intentó condenarlos en 1967 a él y a Mick Jagger a exageradas penas de cárcel por delitos menores de posesión y consumo de drogas. En su libro de memorias, «Life», el músico, de 66 años, explica que los componentes de los «Rolling» eran blanco de los poderes del «establishment», que estaban escandalizados por su estilo de vida disoluto.

Richards y Jagger fueron juzgados en 1967 por delitos de posesión y consumo de drogas después de una redada de la Policía en la casa del primero en Redlands (sureste de Inglaterra), donde celebraban una fiesta.