Sergio ANDREU

En la misma esquina de Barcelona donde el fotógrafo Agustí Centelles disparó su cámara el 19 de julio de 1936 e inmortalizó para siempre al guardia de asalto republicano Mariano Vitini tras su fusil, hoy, 75 años después, familiares de ambos hombres se han reunido para recordar aquel dramático instante. Tres generaciones de estas familias se dieron cita en la intersección de las calles Diputación y Roger de Lluria, en el centro de Barcelona, sobre las 08.45 horas de ayer, la misma hora en la que Centelles tomó una instantánea que daría la vuelta al mundo y que se convertiría en uno de los iconos gráficos de la Guerra Civil, que acaba de empezar: la de tres guardias de asalto que se resguardaban con sus armas tras los cuerpos de dos caballos muertos.

María Luisa, una de las dos hijas de Vitini, y Sergi y Octavi Centelles, herederos del fotoperiodista, protagonizaron un emocionante encuentro en el que se cruzaron anécdotas y firmaron en una copia de la famosa imagen que se depositará en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, donde se guarda el original. «Es un momento emocionante, pero también duro porque recuerda algo muy trágico», aseguró María Luisa, quien acudió acompañada por sus cuatro hijos. «Mi padre siempre nos decía que durante la guerra pegó muchos tiros, pero no nos dijo si había matado a alguien o no. No es algo de lo que estuviera orgulloso», añadió.

Los hijos, nietos y bisnietos que se acercaron hasta el 284 de la calle Diputación se pudieron, además, fotografiar tras una gran reproducción de la imagen de Centelles, y también con la bayoneta del fusil que la familia Vitini ha guardado durante décadas.

Curiosamente, la famosa fotografía, que se publicó en periódicos y revistas de todo el mundo, entre ellas en la portada de «Newsweek», es una recreación de una refriega «muy dura» que momentos antes de la instantánea se había producido entre los guardias de asalto y los insurgentes y que Centelles les pidió que reprodujeran. Además, la foto original, en la que Vitini aparece en camiseta, junto a un casco militar como primer «trofeo de guerra», incluía otro personaje más, un hombre vestido de traje que empuñaba una pistola y que Centelles decidió no incluir en el encuadre definitivo por considerar que quitaba dramatismo a la imagen.