Mateo SANCHO

Bajo el lema de «no risk, no prize» («sin riesgo no hay premio)», los premios «Independent Spirit» también han sucumbido al encanto de «The artist», horas antes de la celebración de los «Oscar» y horas después de arrasar en los «César».

Michel Hazanavicius llegó imparable al final de la ceremonia en la que su película ganó cuatro premios -mejor película, director, actor, Jean Dujardin, y fotografía-, ya que acababa de aterrizar su avión tras atender sus obligaciones patrias en la ceremonia de los «César».

Con «Globo de oro», BAFTA, premios de la crítica y mejor interpretación en Cannes en su vitrina, la cinta francesa que homenajea sin palabras los inicios de la industria estadounidense, dejaba, así, de vacío a la otra gran favorita, la excepcional «Take shelter», de Jeff Nichols, que también partía con cinco nominaciones.

Los «Independent Spirit» volvían a dejar en entredicho, precisamente, su espíritu independiente respecto a los «Oscar», si bien es cierto que la apuesta francesa ha sido el éxito prácticamente milagroso de un director que tardó siete años en encontrar financiación para su descabellado proyecto.

Por si acaso, los guiños a lo alternativo, a lo marginal o al arte por encima de la industria fueron el «leitmotiv» de la gala: desde el premio a la mejor actriz a una musa de lo independiente, Michelle Williams, por «Mi semana con Marilyn», a un escenario más centrado en Nueva York que en Hollywood y a la presencia de John Waters, irreverente y barroco en su precariedad de Baltimore.

«Vine hace diez años con mi propia ropa y mi propio peinado, pero en este lugar no me sentía tan mal», ha dicho la actriz, que se mimetiza de manera espectacular con Marilyn Monroe en el filme.

Hubo altas dosis de glamour corrompiendo ese carácter minoritario de los premios, con las estrellas más relajadas, pero estrellas al fin y al cabo. Con modelos más cortos y cómodos, pero también de los mejores diseñadores. Y con patrocinadores como Piaget o Audi.