El Príncipe Felipe aludió ayer, en el octavo aniversario de su boda con Letizia Ortiz, al deber «compartido» de trabajar con ilusión y entrega al servicio de los españoles al que se unió la Princesa el 22 de mayo de 2004, fecha en la que ambos asumieron un «compromiso personal e institucional».

El aniversario marcó la visita de los Príncipes al centro de formación ocupacional Sagrada Familia, de Málaga, donde ambos conocieron de primera mano un proyecto de formación ocupacional de Cáritas para jóvenes en situación vulnerable financiado con la colaboración de la Fundación Hesperia, de la que son presidentes de honor.

El Príncipe afirmó en su intervención que para ambos es un día «muy especial» y señaló que el 22 de mayo de 2004 la Princesa se unió «al deber, ahora compartido, de trabajar con ilusión y entrega al servicio de los españoles». También de fomentar los valores constitucionales, las libertades y convivencia democrática, y de promover los intereses de la nación, tanto dentro como fuera de España, intereses «a los que nos debemos -subrayó- y que constituyen nuestra principal responsabilidad institucional». A su llegada, los Príncipes fueron recibidos con aplausos por los vecinos en el exterior de las instalaciones, y ya en el interior don Felipe respondió afirmativamente a un periodista que le preguntó si estaban felices por su aniversario. Tampoco el obispo de Málaga, Jesús Catalá, pasó por alto la efeméride, y en su discurso señaló que Cáritas acoge con alegría la presencia de sus altezas en el aniversario de su matrimonio y les agradeció que hayan querido compartir un día «tan significativo».

Los Príncipes pasearon en algunos momentos cogidos de la mano, y se interesaron por el trabajo que desarrollan los alumnos. La institución los obsequió con una biznaga -composición de flores de jazmín ensartadas en un armazón- de cerámica, uno de los símbolos de la ciudad de Málaga. Una de las anécdotas se produjo cuando Letizia Ortiz se paró a saludar a un periodista de Málaga que trabaja en una cadena de televisión, al que reconoció porque ambos fueron compañeros de clase a principios de los años noventa en la Universidad Complutense, y se lo presentó al Príncipe.