Un trío de lo más curioso: una joven pareja y su caimán embarcados en un viaje de dos mil kilómetros por las carreteras norteamericanas rumbo a Florida, donde a la mascota le espera su verdadero hogar. ¿Y cómo hemos llegado hasta aquí? Homer Hickam lo relata en formato de novela pero con trasfondo claramente biográfico. Resulta que su padre (también llamado Homer) se enamoró de una chica llamada Elsie Lavender en el instituto en la región minera de Virginia Occidental. Después de dar calabazas a Homer, Elsie se fue a Orlando, donde se enamoró de un actor y bailarín que se largó a Nueva York. Y la chica se fue por donde había venido y acabó casada con Homer. Pero el ausente Buddy le había hecho un regalo envenenado: una cría de caimán (¡hola, Albert!) que, claro, al crecer y no entrar en la bañera se convirtió en un grave problema. Y la pareja metió a Albert en el coche y partieron hacia Florida. Sus peripecias alimentan Albert vuelve a casa, un libro que logra la amenidad repostando emotividad (no exenta de drama) y humor con aguda destreza.