La apoteosis llegó con "Verdiciu", a la hora y media de espectáculo y rondando ya el final, pero Rodrigo Cuevas ofreció ayer en el teatro de la Laboral su mejor versión como showman. Y lo consiguió desde el inicio, cuando apareció cantando entre el público, y siguió mostrándolo en sus momentos de copla, que los tuvo; de regeton, que también hubo, de música disco o de coreógrafo dispuesto a organizar al respetable para meterles en la fiesta.

El asturiano más jaleado de los últimos años sobre madreñas, recibió ovación tras ovación en la que era la que fue la presentación de su nuevo espectáculo "El mundo por montera", para el que se había preparado con batería de novedades y también algún clásico: como sus gafas de sol, su liguero o su montera a juego con un vestido negro de "brillibrilli" -antes de acabar casi sin nada de ropa-. Con el público en pie, dando palmas y cantando, se disfrutó de un recital que incluyó un homenaje a Tino Casal, en el que hubo panderetas, parejas de baile y mucho tiempo para disfrutar.