Tras 37 años "sin pisar una carpa", Emilio Aragón ha emprendido un "viaje emocional" que le ha llevado al corazón del circo, "Circlassica", un espectáculo creado y dirigido por él en el que se ha vuelto a encontrar con ese niño que creció rodeado de payasos, acróbatas y trapecistas. Emilio Aragón está casado con la asturiana Aruca Fernández-Vega Feijoo desde el 19 de agosto de 1983. Tienen tres hijos: Icíar, Macarena e Ignacio.

A sus 59 años, y mientras espera la llegada de su tercer nieto, este cómico, actor, empresario, productor, director y cantante se pondrá hoy al frente de más de 30 artistas para recordarle al mundo que hace 250 años se creó el mayor espectáculo del mundo, pero también para homenajear a sus bisabuelos: El Gran Pepino y Virginia Foureaux, los fundadores de la dinastía Aragón.

"Desde que soy abuelo en lo emocional estoy cada vez más sensible, y el hecho de saber que iba a recordar a mi padre todos los días durante los ensayos ha sido un viaje emocional intenso: era el miedo que yo tenía, y así ha sido. Es una manera de reencontrarte con tu niño, y esto no es un tópico", confiesa.

Así, hasta el 6 de enero en la carpa blanca instalada en Ifema (Feria de Madrid), Nim y Margot, los personajes que encarnan a sus dos antepasados, serán el hilo conductor de esta nueva propuesta que ha vendido 100.000 entradas antes de su estreno.

Una cifra que conoció hace unos días y que le dejó "boquiabierto": "La buena noticia es que hay un público que está deseando ver las nuevas formas de hacer circo y que hay gente joven que se ha animado a darle una vuelta de tuerca al espectáculo".

Se refiere Aragón (La Habana, Cuba, 1959) a Manu, María y Rafa, los tres hermanos que hay detrás de Productores de Sonrisas, la productora del espectáculo, y cuya "pasión" y "ganas de hacer cosas nuevas" fueron los culpables de que se embarcara en esta aventura.

Con una escenografía inspirada en las antiguas carpas circenses, con el rojo y el blanco como colores predominantes, y con una orquesta de nueve músicos que tocarán en directo, "Circlassica", según describe Aragón, es una "pequeña ONU" con artistas llegados desde Bielorrusia, Brasil, Italia, Alemania y Moscú. Distintas nacionalidades, donde hay malabaristas, equilibristas, acróbatas y payasos del más alto nivel unidos por un motivo: "Hacer una cosa bonita".