El cine europeo perdió ayer a uno de sus grandes referentes. La cineasta francesa Agnès Varda, precursora de la "Nouvelle Vague" y de los otros movimientos rupturistas de la década de 1960, falleció ayer a los 90 años de edad, víctima de un cáncer. Cineasta versátil e intuitiva, Varda deja para la historia del cine una filmografía marcada a fuego por su carácter contestatario y su condición feminista. Su primer largometraje, "La pointe courte", de 1955, se adelantó en casi un lustro a la irrupción de la "Nouvelle Vague", la Nueva Ola francesa que arrasó con el cine preestablecido. Su condición de cineasta mayor quedó de manifiesto con su siguiente largo, "Clèo de 5 a 7", de 1962. En las décadas siguientes, Varda desarrolló una filmografía clave con películas como "Sin techo ni ley" (1985) o "Los espigadores y la espigadora" (2000), que alternaba con incursiones en la televisión, el documental o incluso en videoinstalaciones artísticas. Galardonada con numerosos premios, entre ellos un "Oscar" honorífico, lamentaba en sus últimos años las dificultades para acceder a financiación para seguir rodando. Pero murió con la cámara al hombro: hace pocos meses estrenó su último filme, el documental autobiográfico "Varda par Agnès".