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Nacho Fresneda Protagoniza “Dribbling” en Avilés

“No descarto que vuelva ‘El Ministerio del Tiempo’ ”

“No iría de cañas con mi personaje, me tocaría pagar a mí y no está la vida para perder el tiempo con cualquiera”

Nacho Fresneda, en una imagen promocional.

El actor Nacho Fresneda (Quart de Poblet, Valencia, 1971) será este viernes (19.15 horas) en el teatro Palacio Valdés, en Avilés, un gélido representante de un futbolista de éxito con muchos problemas. Protagoniza “Dribbling”, un “thriller” que escribe y dirige Ignasi Vidal.

–Iban a haber estrenado en Avilés, pero la pandemia lo impidió.

–Bueno, ya sabe que es tradición estrenar en el teatro Palacio Valdés, pero se fastidió. Y, sin embargo, estamos aquí.

–¿Qué le atrajo de “Dribbling”?

–Lo primero de todo, que es una obra de Ignasi [Vidal]. Habíamos sido compañeros como actores, pero nunca con esta faceta suya de director y dramaturgo. Lo otro, la propia obra: muy dinámica, habla de fútbol, pero no solo... es una obra de dos personajes, fácil de girar.

–Vidal dirige, de normal, con un realismo muy marcado. ¿Sigue esa línea en “Dribbling”?

–Nos ha metido en el hiperrealismo. Ninguna réplica suena como eso: es una conversación cotidiana; cada intervención se sucede sin pausa. Y es una ventaja. Suena mi intervención, la de Álvaro Rico, y lo hacen no porque estén así escritas, sino porque están sucediendo.

–¿Se llevaría a su personaje, al representante de fútbol, de cañas?

–No. ¿Para qué? Además, me iba a tocar pagar a mí y gastaría, encima, para nada. Pero tengo que defenderlo. Los actores no juzgamos a los personajes que nos tocan en gracia. Ir de cañas con un tipo como este sería difícil, y no está la vida para perder tiempo con cualquiera.

–Hablemos de fútbol.

–No es solo fútbol, es una violación o no. Una denuncia falsa. O quizá no. Todo esto dentro de un machismo tan grave como cotidiano. Lo que sí que tengo claro es que “Dribbling” habla de que “no es no” en cualquier circunstancia.

–Le conocemos por sus personajes bondadosos, pero en “El silencio del pantano” hacía de un desalmado muy desalmado.

–He tenido mucha suerte: hago de tíos que de tan buenos parecen tontos y de cabrones como el de la película de Marc Vigil. Me gustan los personajes con profundidad, que tengan que decir. Como le dije antes, no estamos los actores para juzgar a los personajes: ni a los bondadosos, ni a los cabrones.

–En el capítulo de la Movida de “El Ministerio del Tiempo” dicen que van al Culebru y no al Rockola. Ese bar estaba en Avilés y lo conocía Marc Vigil, el director de la serie.

–Pues no lo había pillado. Trabajamos tanto que no nos da tiempo a contarnos los secretos. Imagino que hubiera pasado si se mencionara algún bar de los que yo frecuentaba por Valencia en mi adolescencia.

–Hablando de “El Ministerio del Tiempo”, ¿habrá más?

–Pregúnteselo a Marc Vigil. Nosotros somos los últimos en enterarnos. Todas las temporadas han sido tan sorprendentes que no descarto nada. Soy fan de la televisión pública, y “El Ministerio del Tiempo” es un producto propio para ella. Me gustaría que estas ficciones se potenciaran.

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