El cuadro “Las hilanderas”, una de las grandes obras maestras de la pintura europea, puede contemplarse ya en el Museo del Prado tal y como Velázquez quiso que se viera, al recuperar su tamaño original a través de un marco movible que oculta los añadidos que se hicieron en el siglo XVIII.

Diego Velázquez pintó “Las hilanderas” entre 1655 y 1660, una obra de 167 centímetros por 250 centímetros, a la que en el siglo XVIII se añadieron una ancha banda superior y tres más pequeñas en la inferior y los extremos derecho e izquierdo que ampliaron el cuadro hasta las medidas de 220 por 289 centímetros, tal y como se han visto hasta ahora.

La razón de esta ampliación del cuadro, como ocurrió con otras obras de la época (dos de ellas retratos ecuestres también de Velázquez) fue puramente decorativa: había que llenar las paredes del recién estrenado Palacio Real y se necesitaban cuadros grandes, explicó el jefe de Conservación de Pintura española del Museo del Prado, Javier Portús. Pero en el caso de “Las hilanderas”, que adornó el comedor del rey en el Palacio Real, estas alteraciones, en las que se añadieron un arco y un óculo, afectaron a la lectura del contenido del cuadro pues provocaron que la escena que transcurre ante el tapiz que reproduce “El rapto de Europa”, en un segundo plano tras las tejedoras, se percibiera más alejada.

Así, durante mucho tiempo los espectadores del cuadro han visto la representación de una escena cotidiana en un taller de tapicería con un primer plano en el que Velázquez representó tareas relacionadas con el hilado y un fondo con unas damas de pie ante un tapiz. Este plano cobra ahora el protagonismo que Velázquez quiso darle al no verse estos añadidos, ya que los elementos principales de la historia que cuenta el pintor se encuentran en el espacio del fondo, donde la diosa Palas discute con Aracne. Y tras ellas el tapiz de “El rapto de Europa”, que pintó Tiziano para Felipe II y a su vez copió Rubens.

El delicado estado de conservación de “Las hilanderas” ha impedido que los añadidos a la obra original de Velázquez hayan podido ser eliminados como se ha hecho en otros cuadros en mejor estado.

El nuevo marco y prototipo único para el cuadro ha sido desarrollado técnicamente y fabricado por la empresa ovetense Proasur, que también desarrolló la exposición “Santullano, viaje al siglo IX” de LA NUEVA ESPAÑA que se puede visitar en la plaza Trascorrales de Oviedo.