Cuatro horas ha durado la comparecencia en los Juzgados de Málaga de Isabel Pantoja que, tras prestar declaración ante el juez y confesar que no sabe de papeles, que desconocía las deudas que arrastraba su casa de La Pera y que su único error fue intentar mantener todo su patrimonio, ha tenido que escuchar como la Fiscalía se ha reafirmado en su petición de tres años de prisión para la tonadillera como cooperadora necesaria de un presunto delito de insolvencia punible por la venta en 2015 del que fue su nido de amor con Julian Muñoz.

Un momento en el que, según los testigos, Pantoja —derrumbada y sin poder contener el llanto durante buena parte de su declaración— ha negado con el dedo, sin creerse que esta pesadilla todavía no haya llegado a su fin y que la posibilidad de regresar a prisión esté más viva que nunca tras su comparecencia frente al juez.

Intentando no ser captada por las decenas de medios de comunicación que la grabaron a su llegada al Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga a las 10 de la mañana —un momento caótico en el que la Guardia Civil no ha sido capaz de proteger a la artista de la marabunta de periodistas y público que aguardaban su regreso a los juzgados— Isabel ha solicitado un permiso especial para abandonar los tribunales por la puerta de atrás, dando esquinazo a buena parte de la prensa.

Acompañada por su hermano Agustín y escoltada por varios miembros de la Guardia Civil, Isabel —destrozada y ocultando sus ojos hinchados por el llanto bajo sus inseparables gafas de sol— ha abandonado los Juzgados en la parte de atrás de un coche sin hacer ningún tipo de declaración.