De Paul Auster se suele decir que es más conocido y apreciado en Europa que en Estados Unidos. En 2007, la revista "New York", le dedicaba un reportaje que tituló, entre el escepticismo y la sorpresa, "Auster es una estrella del rock en París". Así se le esperaba en Oviedo, como a un inalcanzable icono de la literatura, cuando llegó a recoger el premio "Príncipe de Asturias" de las Letras, en 2006. Pero no fue así, en absoluto. Aquel mes de octubre Auster se paseó por media Asturias, y se mostró accesible y amable, firmando autógrafos y conversando con la gente relajadamente. Un tipo corriente. Mantuvo un encuentro con alumnos y profesores en el campus del Milán, en Oviedo, multitudinario; visitó en Avilés la exposición del 25.º aniversario de los premios, y en Gijón participó en una charla de cara al público con el cineasta Pedro Almodóvar, otro de los galardonados de aquella edición. Con él vino, como acompañante, su esposa Siri Hustved.