La gran dama de la pequeña pantalla fue durante años la reina de las mañanas. Y de las tardes. Incluso hizo sus pinitos en las noches. Su rostro ocupó casi la totalidad de las franjas horarias. Tanto que sentó cátedra.  

La huella de “la Campos” no sólo se mide por su extensa trayectoria profesional, también en la radio, sino por su capacidad para trascender su propio personaje, hasta convertirse ella y su familia en casi una subsección televisiva fija dentro de la información del “corazón”.

Una de las que más afectadas se ha mostrado a su llegada a la capilla ardiente de María Teresa Campos, ha sido Rocío Carrasco. Junto a su marido Fidel Albiac, la hija de Rocío Jurado ha llegado rota al lugar en el que han despedido a la que consideraba como una segunda madre. Justo antes de entrar al tanatorio, Rocío ha intentado pronunciar unas palabras pero, fruto de la emoción, tan solo le ha salido un hilo de voz. “De verdad que no puedo decir nada, de verdad que muchísimas gracias”, ha sido lo único que ha acertado a decir en un instante tan duro para ella.