Opinión

Efecto Bumerán

Por más que intento evitarlo o simplemente disimularlo, reconozco que cada semana se me escapa ese cierto aire de pacificador o “bombero apaga fuegos” que me acompaña desde siempre. No me gustan las peleas, las guerras ni los enfrentamientos de ningún tipo con lo cual se me puede catalogar de ser un pacifista convencido, ya que, además, soy pacífico por naturaleza.

Amo la paz casi por encima de todo. No me gusta ningún tipo de violencia, pues siempre he creído que “Hablando se entiende la gente” que era el título de un programa televisivo de José Luis Coll, la media parte de aquel increíble dúo de humoristas Tip y Coll, al que tantos seguimos echando de menos. Para colmo, o sea, para “rizar el rizo”, si por casualidad me veo inmerso en alguna discusión o situación tensa entre personas conocidas o no, siempre actúo de pastor prudente tratando de apaciguar al rebaño.

Tras este preámbulo bucólico y pastoril, mal empiezo el día si les digo que en esta ocasión voy a hablar del “búmeran” (“boomerang” en inglés), que es un arma arrojadiza de ida y vuelta conocida a nivel mundial y que en estos últimos tiempos se usa repetidamente en el terreno político sustituyendo al tan conocido “Y tú más”. Tres palabras a las que ministr@s, opositores y señorías nos tienen acostumbrados en el noventa por ciento de sus intervenciones, discursos y declaraciones en cualquier lugar.

Siempre ‘se nos vendió la moto’ de que el búmeran era un invento de los indígenas australianos, pero indagando en esa fuente de sabiduría que es la enciclopedia libre Wikipedia (a veces errónea), resulta que al búmeran se le conoce desde hace más de 30.000 años y en los cinco continentes.

¿Y por qué el título de hoy? ¿Por qué “Efecto Búmeran”? Lo he llamado así porque me resulta de fácil aplicación viendo lo que veo. Hoy en día se dicen y reprochan cosas que tarde o temprano se vuelven contra quien las pronunció. Se critican actos, comportamientos y hasta los mayores escándalos y corrupciones (incluidas comisiones y “mordidas”), que crean desasosiego y gran polémica en nuestra sociedad. Y en un corto espacio de tiempo, impactan de la misma manera -o quizás con más fuerza- contra quien o quienes lo dieron a conocer y lo hicieron público. Es decir, como un búmeran. Van y vienen. Das y recibes. Como en el boxeo o en las artes marciales mixtas del reciente campeón mundial Ilia Topuria que quiere nacionalizarse español.

El “caso Koldo” de estos últimos días es un buen ejemplo de cuanto digo. Sale a la luz y se disparan todas las alarmas. Unos se empiezan a acongojar al tiempo que otros se frotan las manos. También -por medio- y como casi siempre aparece alguien que “no sabe, no contesta y no tenía ni la menor idea de nada”. La olla ya está puesta sobre el fuego y en breve tendrá presión…

El Congreso de los Diputados, la llamada Cámara Baja,  es sin duda el mejor ring para que comience la velada. Desde el banco azul se lanzan los primeros ‘jabs’ tratando de mantener claramente la distancia con su rival antes de pasar a mayores y que la cosa se caliente.

 Al tiempo otra cámara de la televisión nos muestra el rincón contrario en el que se ven caras de asombro y extrañeza (y también alguna de ‘póker’), aparte de sonrisas forzadas y también algún aspaviento de alguien que intenta anunciar algo así como “espera que muy pronto te vas a enterar…”

La pelea dialéctica entre los púgiles sigue en aumento. Más ‘jabs’ mientras se siguen tanteando y los primeros ‘uppercuts’ (ganchos), que hacen subir la temperatura en el improvisado Palacio de Deportes de la Carrera de San Jerónimo de Madrid...

La señora árbitra o jueza principal -del colegio balear- no interviene a pesar del salvaje intercambio de golpes de ambos púgiles. Todo apunta a que las mascarillas dieron juego durante la pandemia y debieron ser muy rentables. En definitiva un buen negocio para ambos contrincantes tal y como se desprende en esa pelea tan reñida.

Los diferentes rounds mantienen al público en vilo hasta que, desde el rincón azul, la Secretaria General del Partido Popular lanza el búmeran con fuerza hacia la Ministra y portavoz del Partido Socialista que, lejos de buscar el cuerpo a cuerpo para tomar aire y recuperarse del envite,  devuelve con rabia el arma a su lanzadora acompañada de una lista completa de los muchos malos y turbios momentos que protagonizó el equipo de Génova 13. Queda claro que ambos contendientes tienen mucho que reprocharse mutuamente y el público que en esta velada llena el recinto, empieza a cansarse al ver que el combate puede terminar como casi siempre: es decir, como combate nulo.

Dicho esto no solo el señor José Luis Ábalos está estupefacto. Somos muchos más los que también lo estamos. Estupefactos y hasta diría más que aburridos, pues da la sensación de que todo esto que está pasando en la política española bien podría titularse “La historia interminable”, la obra del escritor alemán Michael Ende. Por más que pregunto su opinión a familiares, amigos y vecinos sobre esto, todos me responden que ya no saben a quién creer cuando sólo llevamos cinco meses de legislatura.

Otro de los asuntos o tema que genera muchísimo debate en estos tiempos y que además dispone de un Ministerio es el de la “Igualdad”. Personalmente, soy partidario de la misma y creo que no debería existir diferencia alguna entre hombres y mujeres con respecto al salario. Sin ir más lejos esta misma semana hemos tenido dos claros ejemplos protagonizados por mujeres que deberían hacernos reflexionar a todos y de manera muy especial, a esas personas y opciones más recalcitrantes que opinan de forma radicalmente contraria.

Ocurrió hace tan sólo siete meses y al margen del deplorable comportamiento del máximo responsable de la federación en aquél momento, la Selección Española femenina de Fútbol se proclamó por primera vez Campeona del Mundo.

A pesar de la polémica generada que llevó consigo la posterior destitución e inhabilitación del hasta entonces Presidente de la RFEF, las jugadoras y el remodelado cuerpo técnico con la asturiana Montse Tomé al frente, fueron capaces de dar visibilidad a su status de presión, angustia y sometimiento al órgano federativo así como al tema contractual (primas y salarios incluidos), en el que se sentían claramente perjudicadas.

Ha sido este pasado miércoles cuando todas ellas han vuelto a demostrar que son un grandísimo equipo, una gran familia con compromiso, unión, clase y profesionalidad al conquistar su segundo gran título tras vencer a la selección francesa (algo que nunca había sucedido), haciéndose con la Copa UEFA Nations League.

Como ven, el “Efecto Búmeran” se ha producido de nuevo. Al llamado “beso no consentido” y a pesar de los gritos del “no voy a dimitir” del señor Rubiales, las chicas han respondido con otro grandísimo triunfo. ¿Querías taza? Pues taza y media y espérate que pueden venir más.

Este éxito aún guardaba viejos rescoldos ardiendo al llegar a la entrega de medallas tras el partido. Ningún hombre sobre el césped se atrevió a dar ni un solo beso a nuestras jugadoras que -incluso algunas y por si acaso- caminaban con el brazo y la mano extendidos hacia quien se las tenía que entregar…  Y si la teoría del “Y tú más” ahora reconvertida a “Efecto Búmeran” fuera justa del todo, nuestras futbolistas (profesionales), tendrían que tener salarios acordes como los que tienen muchos futbolistas varones que juegan, por ejemplo, en la Segunda División española (Liga Hypermotion).

No quiero terminar sin hablarles del segundo ejemplo que nos pilla más cerca de casa. Aquí mismo, en Asturias. Me refiero a la participación de nuestras féminas en otro deporte como es el Hockey sobre patines. “Las chicas del Telecable” (poco o nada subvencionadas), también han conseguido su “óscar” en América. El Telecable Hockey Club de Gijón ha logrado el Campeonato del Mundo que era el único título que le faltaba.

La felicidad y alegría que desbordaba a todo el equipo les hizo apechugar con un viaje de regreso de más de 35 horas de duración para luego, al llegar a Madrid, tener que subirse a un autobús que las traería a Asturias. Menos mal que el Ayuntamiento de Gijón se acordó de ellas que son chicas que estudian o trabajan y no tienen sueldos millonarios. Unas jóvenes que han logrado convertirse en Campeonas del Mundo en su deporte dejándose el alma en el Estadio Aldo Cantoni de la provincia de San Juan, en Argentina.

¿Dónde estaban los periódicos, radios y televisiones nacionales para dar amplia y cumplida información del éxito alcanzado por unas jugadoras de hockey que viven en Gijón? Pena y dolor aún sabiendo que practican un deporte minoritario que no genera -ni parecidos- los mismos dineros que el fútbol u otros deportes… Pero, por favor y a quien corresponda, les estoy hablando de un equipo de jóvenes mujeres que se ha proclamado “Campeón del Mundo” y por ello exijo justicia y que no se olviden de ellas.

Es al menos lo que deseo para ellas como asturiano orgulloso de lo que han conseguido. Y lo digo de corazón reconociendo públicamente que tan sólo soy un ciudadano que nunca he sabido lanzar un “búmeran”… Y también que en Villaviciosa tengo un amigo vasco que se llama Pedro Villar pero que desde siempre me ha llamado “Koldo” (Luis, en euskera), aunque les prometo que nada tengo que ver con quién ha salido en todas las noticias esta semana.