La cocaína comprada a los terroristas etarras en Asturias dio alas a la mafia napolitana, que vivió su momento de mayor expansión, según las confesiones del capo Maurizio Prestieri al periodista Roberto Saviano que ha publicado el periódico italiano «La Repubblica». El escritor, condenado a muerte por la Camorra, siempre ha defendido la relación entre ETA y la Camorra. Este nexo se menciona por primera vez en el libro «Gomorra», publicado en 2007. La droga que los italianos compraban a los vascos (y éstos a los guerrilleros colombianos, a través de Venezuela) era mucho más barata, lo que permitió a la Camorra ampliar sus mercados. Los mafiosos obtenían el cuádruple de lo que «invertían» en estas operaciones, que coincidieron además con la expansión de las actividades de la mafia gallega en Asturias.

Fue en aquella época cuando la Guardia Civil se incautó de uno de los mayores alijos de cocaína en España, en Salave (Tapia de Casariego), en el verano de 1997. Los 4.700 kilos de coca encontrados hubiesen alcanzado un precio en el mercado de la droga de 1.592 millones de euros.

El entonces fiscal antidroga de Asturias, José Luis Rebollo, indicó ayer que, durante su larga trayectoria en la región, no había detectado la huella de camorristas, aunque sí vivió de primera mano «la importante expansión de las mafias gallegas», empujadas por la presión a la que eran sometidas en su comunidad. Por eso mostró cierta sorpresa ante las revelaciones del mafioso Prestieri.

Sin embargo, parece que Asturias formó parte de la ruta de entrada de cocaína a gran escala en Europa. Raffaele Amato, «Lello», el «rey de la coca», desarrolló su actividad en España entre mediados de los noventa -llegó a España con ocho muertes a sus espaldas- y 2002, año en el que inició su revuelta contra el capo Paulo di Lauro, que llevaría a la sangrienta «faida» (guerra) del barrio napolitano de Scampia, en 2005. Aquella guerra, que se llevó por delante a sesenta personas, ha sido detallada por Roberto Saviano, el periodista que ha entrevistado a Prestieri en el periódico «La Repubblica», en su conocido libro «Gomorra».

Hasta ahora se sabía que «Lello» Amato había desarrollado su actividad en Galicia, pero las declaraciones de Prestieri, uno de los capos que le apoyó en su guerra contra Paulo di Lauro, le colocan en Asturias, relacionado además con narcotraficantes bendecidos por ETA. Amato compraría cocaína más barata a los etarras, que la conseguirían a través de la guerrilla colombiana de las FARC. El precio de la coca en Asturias, entre 10.000 y 12.000 euros el kilo, según Prestieri, se multiplicaría por tres y cuatro en los barrios de Nápoles donde era vendida. Todo este negocio reportaba a la Camorra tres millones de euros diarios.

La relación entre la banda terrorista y la Camorra napolitana ya la denunció Roberto Saviano en su libro «Gomorra» hace tres años. El periodista condenado a muerte por la mafia napolitana asegura que la clave la dio en 2003 el arrepentido Raffaele Spinello. Éste aseguró que dos supuestos terroristas vascos, José Miguel Arreta y Gracia Morillo Torres, llegaron a un pacto con el clan Genovese según el cual la banda entregaría a través de sus militantes cocaína a bajo precio a cambio de armas. Spinello añadió ante el juez que los supuestos etarras habían estado diez días alojados en un hotel de Milán. ETA tenía mucho que ganar con la relación con la Camorra. En primer lugar, comenzaba a tener problemas para abastecerse en Bélgica. Los camorristas le daban además acceso a grandes arsenales. En aquella época, los etarras estaban obsesionados con conseguir lanzamisiles y material bélico sofisticado.

La tesis de Saviano fue acogida con incredulidad por las fuerzas de seguridad españolas. Por eso, Saviano se ha empeñado desde entonces en demostrar que esa conexión entre ETA y los grupos mafiosos de Campania existía. Ya en el verano de 2009, en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo, aseguró que en un futuro ofrecería nuevas revelaciones sobre la relación entre la banda armada ETA y la Camorra.

Hasta ahora se creía que la relación natural de los mafiosos napolitanos era con los capos gallegos de la cocaína. No sólo Amato tuvo relación con ellos. En junio de 2006 fue detenido en Sitges (Barcelona) Carmine Rispoli, otro capo de la Camorra. Las investigaciones partieron de Vigo, donde el mafioso se instaló por todo lo alto. De hecho, se dice que el clan Di Lauro le entregó un millón de euros para establecerse en España. Los gastos en los que incurrió, como la compra de un Porsche Cayenne a tocateja, llamaron la atención de las fuerzas de seguridad, que le pusieron escuchas y terminaron deteniéndole.