Oviedo, L. Á. VEGA

Un grupo de investigadores que trata de establecer el censo de urogallos en el occidente de la región (los montes de Muniellos y del parque natural de Fuentes del Narcea, Ibias y Degaña) han encontrado más ejemplares de los que esperaban, aunque no están en condiciones de hablar de recuperación de una especie que continúa en peligro de extinción. La novedad de la investigación es que se ha logrado determinar el número de individuos de esta especie en la zona occidental mediante el análisis genético de las heces de estas gallináceas. Evidentemente no es un método nuevo, pero es la primera vez que se utiliza para obtener datos demográficos del urogallo en la región.

Los científicos, un equipo coordinado desde la Universidad de Oviedo y con la participación de investigadores del CSIC, del Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires (Argentina) y de la Universidad de Exeter (Reino Unido), han determinado que la población de urogallos en el Occidente se mueve entre los 94 y los 164 individuos, y el valor más probable es de 144 ejemplares. «Aunque sabíamos que detectaríamos más urogallos con el análisis genético de muestras que con la observación directa, la presencia de ejemplares ha superado con creces nuestras expectativas», indicó Mario Quevedo de Anta, profesor de la Universidad de Oviedo e investigador la Unidad Mixta de Biodiversidad del CSIC-Principado de Asturias-Universidad de Oviedo. Según Quevedo, lo importante de esta investigación es que se van a establecer «unos números fiables de esta población».

El método de análisis utilizado es menos invasivo que el utilizado anteriormente, los censos al canto, mediante el conteo de los machos que cantan. El último censo del Principado, hecho en 2001, contabilizó 51 machos. El sistema dejaba fuera a los machos que no cantaban y también a las hembras. El sistema utilizado ahora (en realidad los investigadores han completado dos campañas desde 2009) consiste en la localización de heces en las zonas de urogallos y su análisis genético en laboratorio. De esta forma se determina el perfil genético de cada individuo y en campañas posteriores (quedan tres para completar el proyecto) puede realizarse un seguimiento de cada uno de los ejemplares. «Al cabo de unos pocos años podemos tener unos datos muy exactos de la demografía de esta especie», añadió Quevedo.

Los datos de población ofrecen nuevas esperanzas para la conservación de esta especie en peligro de extinción, pero los investigadores inciden en que necesitan continuar recogiendo muestras esta primavera y en otras dos campañas más para lograr una primera aproximación sobre la tendencia de la población en el área. El origen del material genético que han analizado los investigadores está en las heces recogidas en primavera, cuando la época de celo lleva a los urogallos a concentrarse en los cantaderos donde hacen gala de sus exhibiciones. «Identificamos individualmente a cada urogallo mediante el análisis genético de las células del epitelio intestinal, que se desprenden con las heces. Este método permite encontrar más urogallos que la observación directa, que en cambio es más adecuada para estudiar aspectos relacionados con el comportamiento de estas aves», afirmó el profesor Quevedo.