El tejo, más conocido como «texu» en los pueblos de Asturias, tendrá una figura de protección que vele por su futuro. La Administración regional ha decidido dar luz verde a la categoría de «sitio histórico», reconocida en la ley de Patrimonio Cultural de 2000, para otorgar el máximo nivel de protección a estos árboles milenarios, poderosos y longevos, tan asociados al mundo rural y a las tradiciones asturianas.

En los últimos años se han alzados voces de asociaciones y vecinos denunciando el perjuicio causado a alguno de estos árboles, normalmente por obras en su entorno. Un ejemplo claro fue lo sucedido en Abamia (Cangas de Onís), donde la restauración de la iglesia y urbanización de los alrededores perjudicó las raíces de alguno de los tejos que allí se levantan.

Ahora, la idea para evitar daños como los causados en Abamia es proteger esos lugares donde existe una clara vinculación entre un tejo monumental e histórico y una iglesia, un conjunto que es visto como un patrimonio inseparable que necesita ser protegido de forma íntegra. La medida busca salvaguardar uno de los legados más significativos de la historia, cultura y tradición de Asturias.

La protección afecta en principio a doce ejemplares centenarios distribuidos por todo el territorio asturiano. Todos ellos tendrán la categoría de sitio histórico: Ceñal, en la Collada (Siero), Santa Coloma (Allande), Santibáñez de la Fuente (Aller), Rozadas (Boal), Montoubu (Belmonte de Miranda), Martul (Villanueva de Oscos), Perueño (Quirós), Arangas (Cabrales), San Martín del Mar (Villaviciosa), Cenero (Gijón), Abamia (Cangas de Onís) y San Martín de Salas (Salas).

La ley define un sitio histórico como un lugar vinculado a acontecimientos de interés histórico, a tradiciones populares o a creaciones culturales relevantes, permitiendo su protección a través de su declaración individualizada como bien de interés cultural (BIC). También se valorará a efectos de protección individual el interés etnográfico que puedan tener «lugares vinculados a tradiciones populares, ritos y leyendas especialmente significativos». La norma también considera un posible elemento a proteger «la relación tradicional entre el medio físico y las comunidades humanas que los han habitado».

El naturalista y escritor Ignacio Abella, investigador de tejos históricos y autor de libros como «La cultura del tejo», califica de «histórica» la medida que va a permitir la declaración de sitio histórico a doce ejemplares asturianos. Es consciente de que la declaración puede tener doble efecto. Por un lado, «revalorizar el árbol frente a la sociedad en general, pero también exponerlo en demasía a las rutas turísticas con el peligro que entraña la sobrevisita», algo que, a su juicio, deben controlar las administraciones. En la lista de árboles a proteger llama la atención una ausencia, el tejo de Bermiego (Quirós), tal vez el ejemplar de mayor tamaño y más edad de Asturias, que goza de la declaración de monumento natural. Abella justifica esa omisión «precisamente por el efecto llamada tan elevado que soporta, con una masificación de visitas que lo están perjudicando». Señala que en Asturias hay unos 200 ejemplares que podrían estar en la lista porque hay mucho donde elegir, «pero se trató de que estén todas las zonas representadas».

Del tejo se han contado miles de historias. Algunas estaban vinculadas a su savia, utilizada como veneno contra el enemigo o usada por los astures en ceremonias rituales. También fue durante siglos centro de reunión de las juntas vecinales o concejos abiertos y, como señala Abella, «representante de una tradición en la que el árbol era centro y testigo, lugar de encuentro y acuerdo entre los hombres y símbolo de identidad, entendimiento y buena vecindad».

El naturalista celebra la decisión que protege todo un símbolo: «allí se reunían los vecinos a dirimir las cuestiones importantes. Es, además de un patrimonio etnográfico y cultural, el árbol de la paz, toda una institución», sostiene.

Para quien desee saber más sobre los tejos, el Jardín Botánico Atlántico de Gijón organiza los próximos días 1 y 2 de marzo unas jornadas que llevan por título «Gestión y conservación de tejos y otros árboles históricos». Hasta hoy más de 180 personas han confirmado su presencia en este curso gratuito. Organizado por la Consejería de Cultura y el Jardín Botánico, está prevista la participación de reconocidos naturalistas, escritores, conservadores y técnicos especialistas en la gestión de árboles. Se visitarán los tejos de Cenero y Ceñal, la Carbayera de El Tragamón y el Jardín Botánico.