Orio (Guipúzcoa), Efe

El presidente del PSE-EE de Guipúzcoa, Manuel Huertas, proclamó ayer la derrota del «totalitarismo» y la victoria del Estado de Derecho durante el homenaje rendido por los socialistas vascos al que fuera concejal en Orio Juan Priede, asesinado hace diez años por ETA. Priede nació en Ponga y tiene a casi toda sus familiar en Asturias.

Huertas presidió el acto en el cementerio de Orio, al que acudieron Ana, Carlos y Javier, los tres hijos del edil, asesinado en un bar de Orio por dos terroristas de ETA. También estuvieron presentes el presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, y el histórico dirigente vasco Txiki Benegas, entre otros. Y acompañó a la familia Sandra Carrasco, la hija del ex edil del PSE-EE en Arrasate Isaías Carrasco, el último socialista asesinado por ETA.

Huertas aseguró que Priede era el único concejal no nacionalista de Orio, un dato que «conviene saber para tener en cuenta cuál es la maldad de sus asesinos y por qué lo mataron». Según este dirigente, el pongueto «luchó a favor de los derechos humanos desde su situación, ya de jubilado. Quiso comprometerse cuando nada le obligaba a ello». El presidente del PSE-EE de Guipúzcoa confesó que le hubiera gustado que Priede hubiera vivido el tiempo suficiente para escuchar el mensaje de ETA del pasado mes de octubre, en el que la organización terrorista anunciaba el fin de la violencia.

«Han tenido que caer muchos "Priedes" para que triunfe la razón sobre la ignominia del crimen», dijo Huertas, quien añadió que en esta contienda «sí hay vencedores y vencidos. Los vencedores son los demócratas, los vencidos son los totalitarios». Se felicitó además por la llegada de un nuevo tiempo y admitió que es la primera vez que acude a este homenaje en su propio coche, sin escolta.

«La paz definitiva llegará el día que ETA se disuelva», aseguró. Y recordó que a Priede lo asesinaron ETA y «sus cómplices activos y pasivos», en alusión a los que «siguen apoyando» a la organización terrorista y también a los que «con su silencio, mirando a otro lado, han contribuido a que sus crímenes se vayan sucediendo». Huertas sostuvo que existen personas que apoyaban a ETA que han dejado de hacerlo, pero todavía queda un sector que «no termina de condenar el pasado de ETA y se resiste a su desaparición definitiva». La convivencia llegará «inexorablemente más tarde», según Huertas, y deberá basarse «en la memoria de las víctimas y la verdad».