Tras casi 100 días con sus noches jarreando, un esplendoroso día soleado, con temperaturas veraniegas, marcó ayer el comienzo oficial de la primavera en la región. Llegó con más de un mes de retraso, pero precisamente por hacerse de rogar propició que calles, paseos, playas, parques públicos y plazas del Principado rebosasen de asturianos deseosos de dejar los impermeables en el perchero.

Una de ellas fue la avilesina Belén Font, que aprovechó ayer las horas de sol para salir a pasear con el pequeño Mateo Huerta, de dos años. «Es una maravilla este tiempo, e influye para todo», sentenció la joven, que llevaba al niño en carricoche y con gafas para protegerlo de la luz. El «huevo frito» en el cielo animó a Belén Font a cambiar los planes de un domingo que, a simple vista, no presentaba muchas novedades. «Queremos dormir al pequeño para comer en una terraza», dijo. El buen tiempo animó a los avilesinos a llenar las calles de la ciudad. Las localidades costeras de la comarca, especialmente Luanco (Gozón), Salinas (Castrillón) y La Arena (Soto del Barco), también gozaron de un exitoso día en cuanto a visitantes. En los termómetros el mercurio superaba los veinte grados centígrados.

«Ni me acuerdo de cuándo había visto el sol la última vez; esto es excepcional». Juan Manuel Caro tomaba el sol ayer en la terraza de un establecimiento hostelero del barrio de Contrueces, en Gijón, moviéndose cada poco para no perderse ni un rayo de sol. «Estábamos hartos, tenemos un niño y ya estaba que se subía por las paredes de no poder salir de casa», aseguraba junto a su mujer, Graciela Abad, ya con indumentaria primaveral, porque «hay que aprovechar, ya estuvo bien de abrigos». Después de tanta agua, y a riesgo de que «nos maten los agricultores», el único deseo del matrimonio es «que nos dure mucho este regalo».

En Oviedo Blanca Fernández disfrutaba por la tarde del sol en un banco del Parque de Invierno. «Estoy encantada, pero que conste que este invierno ha sido como los de toda la vida, frío y lluvioso, y ahora llega la primavera, con contraste», indicó. Fernández, natural de Cangas del Narcea, aprovechó el día desde primera hora de la mañana. «A las siete y cuarto ya subí al Naranco, me gusta mantenerme activa, mi marido y yo hemos sido montañeros», aseveró. Añadió que el agua de los meses pasados ha limpiado el ambiente y garantiza las reservas para los próximos meses. Los jóvenes Lucía Álvarez y Galol Pablos llegaban ayer por la tarde de la playa de Salinas, dispuestos a dar otro buen paseo. «El día ha sido estupendo, y no nos apetece irnos a casa», señala Álvarez.

Al contrario de lo que sucedió en la costa, las calles de la capital permanecieron poco concurridas en las horas centrales del día. A última hora de la tarde las terrazas se llenaron de ciudadanos que repetían casi como un mantra: «Que aguante el sol unos días».