«Responsabilidad individual y un giro a las políticas de austeridad». Esa es la receta que ofrecen para salir de la crisis los alumnos de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo que ayer celebraron en el Auditorio Príncipe Felipe de la ciudad su fiesta de graduación. Se trata de los primeros diplomados y licenciados de esta facultad -más de 230 en total- que han hecho toda la carrera durante la gran recesión. Son conscientes de la complicada situación a la que se enfrentan, pero no se desaniman. «Hay que mirar al futuro con ilusión. Esta crisis es una oportunidad que no debemos desaprovechar», señala Daniel Álvarez Rivas, que ha concluido los estudios de Administración y Dirección de Empresas.

Presidida por el Rector, Vicente Gotor, la de ayer fue una fiesta de jóvenes, pero de jóvenes economistas. Por lo tanto, la crisis y sus consecuencias estuvieron muy presentes en la mayoría de discursos e intervenciones. También en algunos corrillos. Alejandro Redondo, flamante licenciado en Económicas, considera que la clave para salir de adelante reside en la ética. «Esto es una cuestión de responsabilidad individual; está claro que la corrupción y las malas prácticas políticas nos han acarreado un grave perjuicio, pero no hay que olvidar la responsabilidad de cada uno», asegura Redondo, que fue el encargado de intervenir en el acto en representación de los alumnos de Económicas. A su juicio, «es obvio que la situación es complicada, pero algunas políticas de recorte que se están poniendo en marcha no son necesarias: me refiero a los que se practican en la sanidad y enseñanza pública, mientras se dan subvenciones a hospitales privados».

La visión de Carlos Jesús Viñuela Valcarce, también licenciado en Económicas en plena crisis, es muy similar a la de Redondo. Considera «fundamental» la «asunción de responsabilidades» y hace hincapié en otros objetivos primordiales, entre los que destaca el que «no se socialicen las pérdidas bancarias, perjudicando a quienes nada han tenido que ver en ellas». Para Viñuela, «lo ideal sería que los ingresos no fluctuaran tanto» y aunque reconoce que cierta austeridad es «necesaria por la grave situación», también rechaza que conlleve recortes en «sectores básicos», como la sanidad o la educación públicas.

Raúl Suárez Nuño, todavía con la recién impuesta beca (banda universitaria) sobre los hombros apunta directamente hacia Merkel. «Hay que acabar con el poder de Alemania, con una política de devaluación que haga a los países más competitivos, buscando el interés global de la Unión Europea (UE) y no solo de Alemania y Francia. Este joven economista, de verbo fácil y seguro, se muestra radicalmente en contra de las políticas de austeridad. A su juicio, van en contra de España y en beneficio de Alemania. «Cada vez nos aprietan más, para que tengamos que acudir a ellos para financiarnos; así ellos están cada vez mejor y nosotros peor».

Manuel González Díaz, decano de Económicas y Empresariales, abrió el acto de graduación emplazando a los nuevos economistas asturianos a que aspiren a «estar a la altura de los mejores licenciados que ha dado esta universidad, con cargos importantes tanto a nivel nacional como internacional». Además, reclamó a los alumnos a que sean «optimistas» ante la mala situación económica y les recomendó «perseverancia, confianza en uno mismo y trabajo para lograr el éxito». Inmaculada González, concejala de Educación del Ayuntamiento de Oviedo, pidió a los jóvenes que «colaboren a sacar a España de la crisis», mientras que el director general de Economía del Principado, Gonzalo Pescador, les animó a quedarse en la región. «Asturias os necesita, porque necesita jóvenes bien preparados». Miriam Cueto, directora general de Universidades, subrayó que «Asturias precisa de más titulados en Formación Profesional (FP), pero no a costa de diplomados y licenciados».

En nombre de los profesores intervino Isidro Sánchez Álvarez, titular de Economía Financiera y Contabilidad. Para terminar, Gotor felicitó a los nuevos licenciados y diplomados antes de que el coro cerrara el acto con el «Laudeamus Igitur». Luego llegó la tuna.