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La Champions del Bachillerato

Jóvenes de toda Asturias participaron ayer en la prueba que decidirá quién es el alumno más brillante de Secundaria en el Principado

Nervios y expectación a las puertas del examen. MANUEL BENITO

Era un examen para pasarlo bien, pero el perfil de la mayoría de los jóvenes que se enfrentaban a él no permite relajo y sí muchos nervios. Cerca de 250 estudiantes asturianos estaban ayer convocados a las pruebas que dilucidarán los premios de Bachillerato. Un examen entre los mejores que concluirá con un único ganador o ganadora porque las bases dicen que se nombra a un premiado por cada mil alumnos participantes. Asturias es comunidad pequeña, incluso para los premios.

En total 245 aspirantes, según la lista oficial emitida por la Consejería de Educación, de los que 153 eran chicas y 92, varones. La proporción viene a ser muy parecida a la de ediciones anteriores: de cada diez alumnos con notas brillantes en la Secundaria, seis forman parte de ese "ejército" académico femenino que comienza a sacar ventaja a las primeras de cambio en Primaria y no para hasta acabar el Bachillerato.

Las pruebas se celebraron por la mañana en las aulas de la Facultad de Pedagogía y Formación del Profesorado, en el campus universitario de Llamaquique en Oviedo. Consistieron en un comentario de texto histórico, en un análisis de texto en lengua extranjera (la inmensa mayoría eligió el Inglés, pero también hubo alumnos que se atrevieron con el Francés), y el desarrollo de un tema en la materia elegida por cada uno de los alumnos. Había para todos los gustos, desde Matemáticas a Dibujo Técnico. En general predominaban las asignaturas técnicas y de Ciencias. Son áreas, junto a Ciencias de Salud, que parecen el destino universitario de muchos de los que obtuvieron nota suficiente para tener derecho a participar en la prueba. La Universidad les espera.

Era, en cierto modo, como jugar la "Champions" del Bachillerato asturiano. La organización educativa pedía acreditar una nota media mínima en esos dos años de Secundaria postobligatoria. Nada menos que un 8,75, pero la mayoría de los jóvenes estaban por encima del 9 y había entre ellos 34 que se presentaron al examen con un diez redondo de nota media. La cosa tenía su importancia porque cuenta a la hora de discernir quién es el mejor entre los mejores. Y aquí, una décima puede ser vital.

Cada comunidad autónoma organiza todos los años su convocatoria de premios extraordinarios de Bachillerato. Y los ganadores autonómicos tienen opción a presentarse el próximo año a la convocatoria estatal donde se dilucidan los premios nacionales de Bachillerato.

La dotación económica es lo de menos, casi se diría que resulta simbólica y hasta un poco rácana por parte del Ministerio de Educación y Ciencia: 1.000 euros por ganar el nacional. En el caso de Asturias el premio que se jugaron ayer los estudiantes se reducía a 300 euros y un diploma para que la familia cuelgue en la pared. Pero lo que de verdad cuenta es el honor de convertirse, aunque sea a través de un mero examen, en el alumno o alumna más brillante de la educación secundaria asturiana.

La impresión general, a la salida de los tres ejercicios, es que las pruebas resultaron este año accesibles y sin sorpresas. Para algunos, hasta fáciles, pero mejor mantener esos juicios en cuarentena porque las dificultades se relativizan con alumnos que presentan en su expediente, por ejemplo, veinte dieces en las veinte asignaturas de su periplo de Bachillerato.

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