Excelente (a mi modesto juicio, y que conste al menos a efectos estadísticos) el artículo de este domingo en el que el Prof. Punset, dentro de su magistral Tribuna mensual sobre el espíritu de las leyes, analiza lúcida, certera e inmisericordemente "La ruptura que ya está aquí".

La cuestión catalana suele abordarse en la prensa desde tres perspectivas, la simplista del opinador de la calle (segmento en el que se incluyen estas líneas), la estrictamente jurídica (desde la que, por ejemplo y desde estas mismas páginas, suelen enriquecernos comedida y asépticamente prestigiosos expertos) y la camaleónica, verborreica, huera e interesada de casi toda la clase política, desde donde -con muy escasas excepciones- tanto papagayo petimetre y oportunista trata de endosarnos distintas variaciones (a falta de ideario) del argumentario acomodaticio que les acaban de endosar desde la central. Que un experto en Derecho Constitucional como es Punset sepa bajar del estrado, adoptar una vía ecléctica y conectar con la irritación de la gente mediante la hábil intercalación de descriptores tan castizos, a la par que ajustados a taxonomía y protocolo, como "botarate", "dontancredo", "fulano" y "loco" es de agradecer porque nos permite atemperar, con epítetos así de cultos y circunspectos, el pronto verbal que al pueblo llano nos exigen las circunstancias. Sin contar con que, a la par, este recurso vehicula a las mil maravillas el impecable docto mensaje técnico de fondo sobre desatinos legales de delincuentes embravecidos, cobardías dolosas de gobernantes inanes y deshuesados, marrullerías de oposición descerebrada y camaleónica e hipocresía traidora de antisistemas, eso sí, con ideas muy claras acerca de su modelo de sistema.

El 2-O, cuando después de una violación se diga que no ha habido tal violación sino pellizco y "otra cosa" en lugar de referéndum, y cuando se acometa el nuevo capítulo de una caída en barrena plana que se inició hace trece años, me gustaría que, desde estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA tan leídas y tan influyentes, se abriera una sección de predebate constitucional. Porque de eso se trata en esta aparente mascarada, atolondrada o contubérnica, de seguir llamando a las rendiciones victorias y a los golpes de estado "otra cosa" según su sesgo. Habrá reforma constitucional, y probablemente también sin referéndum. Con "otra cosa".

¿Qué artículos de la Carta Magna andan, pues, en juego? ¿Los que molestan, los que no se cumplen, los que da yuyu usar, los que sobran, los que se han evidenciado como un error...?

Señores constitucionalistas, abran juego y luego... ¡habla pueblo, habla!