Myriam MANCISIDOR

«Elaborar un jardín es toda una experiencia», dice Josué Gabarriz, uno de los doce alumnos inscritos en el programa de cualificación profesional inicial (PCPI) de operario de viveros, jardines y parques que este año ha estrenado la Fundación Secretariado Gitano (FSG) en colaboración con la Consejería de Educación. Gabarriz, Rubén Dual, Samuel Fernández Montoya, Jeremías Montoya Fernández y Jonathan Escudero Jiménez son algunos de los participantes en este módulo que ayer acondicionaban el stand promocional de la escuela de selvicultura preventiva Vedelar, que desde hoy se podrá visitar en el Salón de la Jardinería, en el pabellón de La Magdalena.

Los beneficiarios del PCPI son menores de 21 años que no han cubierto sus estudios de Educación Secundaria Obligatoria ni están en posesión de alguna titulación de Formación Profesional. Para los doce jóvenes, tras el título de operario de viveros, jardines y parques está la esperanza laboral: a todos los gustaría «plantarse» en la comarca. «En este curso se aprende mucho», asegura Jeremías Montoya, y su primero Samuel Fernández sentencia: «Aquí me he dado cuenta de que lo que de verdad me gustan son las máquinas». Josué Gabarriz se considera igualmente un enamorado de este trabajo y ya se atreve, incluso, a decorar su casa con plantas.

La oferta de un programa de cualificación profesional inicial no es, sin embargo, más que el comienzo para la FSG que tiene Víctor García Ordás. Su intención es adecuar las instalaciones que posee la escuela de selvicultura preventiva Vedelar en Valliniello para optar a los planes de formación e inserción profesional (plan FIP) a través de los cuales se canaliza la mayor parte de las acciones formativas dirigidas a los trabajadores desempleados. Pero Vedelar -que significa incorporar en caló- es mucho más. La escuela, enmarcada en el plan local por la inclusión social de Avilés, se gestó en 2006 con un fin: impulsar una iniciativa que favorezca los procesos de inserción sociolaboral.

Desde entonces ofrece formación acorde a los ritmos de aprendizaje de cada persona a través de cinco módulos formativos (botánica forestal, selvicultura, viveros, enfermedades y plagas forestales y abonos) y cuatro módulos transversales (igualdad de oportunidades, prevención de riesgos, orientación laboral y habilidades sociales). La escuela ha acogido desde su creación a 91 personas, de las cuales 58 finalizaron su formación y diez hallaron empleo. Hicham, de Marruecos, y Ssalne, de Senegal, son dos de los alumnos. La mayoría de las personas que acudieron al centro procedentes de distintos afluentes de la política social y sanitaria -también de Villabona- eran hombres entre 25 y 45 años.

A la par que la escuela, la FSG impulsó la empresa de inserción Vedelar: Jardinería y Trabajos Forestales, S. L. La firma, según Ordás, nace para dar respuesta a determinadas necesidades de conservación medioambiental y crear empleo. Todos los trabajadores han sido antes alumnos de la escuela de selvicultura. De acuerdo a la ley de regulación del régimen de las empresas de inserción, Vedelar ofrece servicios de inserción sociolaboral. Dicha empresa se encarga desde 2009 del servicio de mantenimiento y conservación de las zonas verdes en los colegios públicos y otras superficies de propiedad municipal en Avilés. También trabaja para otras entidades públicas y privadas de la comarca. En total, la empresa prevé completar este año con ocho trabajadores (se creó con dos) que dibujan sus sueños con raíces. Los contratos en Vedelar son por un máximo de tres años.