La caída de la actividad en el centro cultural de la ría desde que se desató la batalla política en torno al complejo ha obligado a reducir a la mitad la plantilla, según ha podido saber este periódico. Entre los últimos ceses se encuentran ocho trabajadores del servicio de hostelería, el proyeccionista del cine y otros tres empleados de empresas subcontratadas. Los despidos continuarán en las próximas semanas y según las previsiones de los gestores, la totalidad de la plantilla puede quedarse en la calle salvo el director, ya que su contrato depende del Patronato.

El desmantelamiento del complejo por parte de los impulsores y actuales gestores del Centro cultural ya ha empezado. Los recortes en la programación se han saldado con el anuncio de que el complejo sólo abrirá sus puertas al público cuatro días a la semana. Ayer el candado estaba echado en el complejo y según anunciaron sus gestores, sólo recibirá visitas de jueves a domingo en horario de once de la mañana a medianoche, salvo los viernes, cuando la coctelería de la torre-mirador permanecerá abierta hasta las dos de la madrugada. La única oferta, tras el cierre del cine que inauguró hace siete meses Woody Allen, son las exposiciones de Jessica Lange, Hugo Fontela y Cristóbal Gabarrón, esta última en la plaza. También permanecerán abiertas, al menos hasta el puente festivo de diciembre, la tienda, la cafetería y la coctelería del complejo. Aunque el número de visitantes a las exposiciones no ha descendido, según la misma versión, la explotación del complejo ha caído en picado al caerse de la agenda varios congresos y eventos.

Lo que ocurrirá a partir del 15 de diciembre es una incógnita. Lo único que se da por seguro es que ese día los actuales gestores tendrán que coger las maletas y entregar la llave del complejo. Ni siquiera ha trascendido si la «plaza abierta al mundo» ideada por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer también echará el candado. Según ha podido saber este periódico, los accesos que pertenecen al complejo (el del aparcamiento y la entrada por el puente de San Sebastián) también echarán el candado ya que dependen de la Fundación y el 15 de diciembre también vence el seguro de responsabilidad civil sobre las instalaciones de la margen derecha de la ría. El único acceso operativo sería entonces la pasarela del Puerto, a la que se accede por el paseo que bordea la ría por Conde de Guadalhorce. Así las cosas, el puente de la Constitución será probablemente la última oportunidad para visitar el centro cultural dentro de la actual etapa de gestión.

El cierre del complejo, en cambio, no conlleva la extinción de la Fundación. Ésta puede seguir existiendo como entidad e impedir que el complejo mantenga su nombre. Y es que la designación «Centro Niemeyer» está asociada a la Fundación, que tiene la titularidad y los derechos sobre el uso de ese nombre. Es decir, si la Fundación pervive, el Principado tendría que bautizar de nuevo el conjunto arquitectónico diseñado por el arquitecto brasileño. Además, los gestores ya señalaron poco después de desatarse el conflicto que no descartan solicitar por la vía judicial la cesión del Centro.

Nada ha trascendido aún de los planes del Gobierno regional para el Centro cultural avilesino. Tampoco hay noticias sobre el informe definitivo de la Intervención General sobre las cuentas del Niemeyer, si bien el consejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, anunció el pasado jueves en un mitin celebrado en un colegio avilesino que saldría a la luz a lo largo de la semana en curso, es decir, en vísperas de las elecciones. En medios próximos al Principado sostienen que los técnicos han detectado irregularidades en la justificación de las subvenciones efectuadas por la Fundación y que aceptó el Gobierno regional en el anterior mandado.

La aparente imposibilidad de un acuerdo puede acarrear un aluvión de demandas ante los juzgados e incluso en algunos medios hablan de querellas.