E. C.

El Principado, entonces en manos del PSOE, anuló la adjudicación de las mil butacas del auditorio a la impresa Igrafo justo después de que se conociera el «caso Renedo», algo que resulta chocante para el presidente del Puerto. «¿Por qué se anula? ¿Alguien tenía miedo de que saliera algo de lo que luego salió?». Además, según la versión de Abando, posteriormente la Fundación del Niemeyer compró el mismo número de butacas por un tercio de lo que iba a costar el pedido a Igrafo, aunque aseguró desconocer el importe. Igrafo es una de las dos empresas vinculadas en un supuesto caso de corrupción política vinculado a la Consejería de Cultura en la época de Iglesias Riopedre.

Esta anulación no es el único aspecto de la gestión del Niemeyer que levanta las sospechas de Abando, quien asegura que al menos la auditoría de 2010 está hecha con los datos facilitados por la Fundación, pero sin poder contrastarlos. «La propia auditora, KPMG, dice que no pudo ver las facturas». A esto se suma que los patronos no tienen acceso a las cuentas y por eso no saben qué decir a los proveedores que les piden cuentas. «Me llamó un pequeño empresario de Avilés para decirme que tenía siete facturas sin cobrar por más de 12.000 euros. Y yo no puedo hacer nada, no tengo el balance de sumas y saldos. La fundación todavía debe 800.000 euros a Cajastur, difícilmente pagará a los pequeños proveedores de Avilés y Comarca, y no sé quién responderá de esas facturas».