San Martín de Podes,

Illán GARCÍA

La escuela de Podes vuelve a tener vida. En sus aulas ya no hay niños, sin embargo, la asociación de vecinos «La fila» y las amas de casa han decidido recuperar este edificio, sin uso desde el pasado mes de junio de 2012, fecha en la que se cerró el colegio rural de la parroquia por falta de alumnos. La entidad vecinal solicitó la apertura de este edificio en julio del pasado año, pero no fue hasta ayer cuando el centro abrió sus puertas.

Las primeras usuarias fueron las mujeres inscritas en el taller de gimnasia para mayores que comenzaron a las cinco y media de la tarde. Antes de los ejercicios, las gimnastas expresaban su satisfacción al contar con un nuevo local donde poder ejercitarse y más amplio que el ubicado junto al campo de fútbol. Estas mujeres, pertenecientes a las asociación de amas de casa, quieren retomar en próximas fechas las clases de manualidades que realizaban en este edificio aún cuando la escuela de Podes estaba en funcionamiento. Ante la ausencia de un local para poder desarrollar talleres, algunas de estas mujeres acudían a cursos a la parroquia de Santiago de Ambiedes. «La verdad es que es una pena que la escuela estuviera cerrado, habrá que hacer más cosas», afirmaron ayer las mujeres del curso de gimnasia, protagonistas de la primera buena noticia del año en el pueblo. No había champán para brindar, pero sí satisfacción por el simple uso de un edificio que fue construido en 1914 tras una donación de Celestino Álvarez, según reza en la puerta del edificio de San Martín de Podes.

El presidente de la asociación de vecinos, Damián Fernández, quiere seguir adelante con el desarrollo de más actividades. Su próxima meta será habilitar un aula de la escuela para la biblioteca que donó Ramón Álvarez Viña, hijo predilecto de Gozón, recientemente fallecido. «Sería un buen homenaje para Álvarez Viña, queremos que su deseo póstumo se convierta en una realidad», indicó el dirigente vecinal, que aprovechó la ocasión para solicitar la colaboración del Ayuntamiento y de los vecinos para remozar la parte exterior del edificio. «No es una obra faraónica, hace falta rematar las puertas y las ventanas, principalmente», indicó.

Cuando el edificio esté a punto, la asociación de vecinos no descarta volver a programar en la escuela «viejas tradiciones» en la parroquia como las representaciones teatrales y proyecciones. «Eso son objetivos a largo plazo», puntualiza Fernández. Ahora, los vecinos de San Martín de Podes podrán disfrutar de esta escuela sin alumnos, pero con vida.