Luanco,

Illán GARCÍA

El balancín con forma de tiburón del parque Zapardel hace meses que ha desaparecido y los niños se preguntan qué habrá sido de ese aparato en el que pasaban tardes tan buenas. Mireya Soeiro, de seis años, es una de esos pequeños que quiere volver a balancearse en el tiburón y si le apetece, subirse en el columpio que falta o jugar en la cancha sin tropezar porque el suelo se haya levantado. "El tiburón ya no está", dice la pequeña, que ayer como tantas tardes acudió junto a su hermano Erik y su madre, Nieves García, a jugar al parque de Luanco. Los niños lamentan que haya aparatos que "desaparecieron", mientras que sus madres reclaman una mayor atención para un espacio de ocio infantil "abandonado".

"Entendemos que si se rompe un aparato tarden quince días en reponerlo o repararlo, pero llevamos meses esperando; ahora empezamos el cole y aún no hay solución", indica Nieves García mientras da de merendar a su hijo Erik Soeiro, otro de los asiduos al parque Zapardel durante las tardes. A pocos metros de García, Susana González, está acompañada de sus hijos, Pelayo y Alejandro Conde. González comparte la idea de que el parque ubicado junto a la Casa de Cultura requiere más atención municipal. "Ya se llamó al Ayuntamiento en varias ocasiones advirtiendo del estado de abandono del parque, pero no se toman medidas", reclama Susana González, que entiende que para que el parque "esté en condiciones" convendría que el Ayuntamiento comprobara de primera mano el estado de los aparatos con vistas a su renovación. "Tienen que entender que el parque se desgasta con el uso", afirma la madre de Pelayo y Alejandro Conde, que destaca además que cada tarde el parque Zapardel tiene una afluencia que ronda la veintena de niños.

Y como Susana González y Nieves García, también hay más madres y padres que piden al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto y acondicione, al menos, el parque más céntrico de la capital del concejo. Los niños y sus padres no quieren esperar cola para balancearse en el columpio y piden que pongan otro, para estar en la misma situación que hace unos meses. Los pequeños y sus progenitores también quieren que vuelva el balancín del tiburón y que de paso se tomen medidas para mejorar el firme de la pequeña cancha deportiva del parque, en la que solo pueden jugar niños de hasta doce años, como recalca Susana González.