Los coros de chigre fueron los encargados de abrir y despedir las fiestas en honor al Santísimo Cristo del Socorro. Las siete agrupaciones participantes en el XXXI Certamen de Habaneras se subieron ayer al escenario del parque Zapardel para dejar clara que la tradición marinera de cantar en Luanco sigue viva, pese a los azotes del mar y del viento de los últimos días. Cada uno de estos coros ha cantado en el local que representa y también en otro de la competencia, todo ello para hacer más visible este festival que con el paso de los años se está asentando.

Los actos de ayer comenzaron a las ocho de la tarde con la entrega de la distinción "Fato del año". Este galardón, que entrega la asociación Luanco Recuperación de Tradiciones, distingue a las personas que se han volcado con proyectos o actividades en la villa marinera. En esta ocasión, el agraciado fue José Manuel Fernández, ex director del torneo de Tenis Playa de La Ribera, que ayer pronunció unas palabras de agradecimiento desde el estrado.

Cuando Fernández, estaba pronunciando las últimas frases de su intervención, los siete coros ya se preparaban para salir a escena, Los primeros en actuar fueron los niños del coro del Boss. Esta agrupación infantil de más de veinte coralistas encandiló al público con su interpretación de "La bella Lola". La Cueva cogió el testigo para cantar "Mi viejo San Juan" y "Las mañanitas". El coro del Livingstone, dirigido por Andrés Rodríguez, "Wes", interpretó "La dulce habanera" y "Renaces tú" a cuatro voces. Los cuartos en salir al escenario fueron los miembros del Café Teatro, que se estrenaron este año en el certamen. Esta agrupación cantó "La bella Lola" y "Na veira do mar". El coro de El Muelle, un clásico en esta iniciativa, y dirigido por Soledad Rodríguez, interpretó "Los ojos de la española" y la canción popular "Rinconín de mi Asturias". Los de la cafetería La Fuente, también nuevos en estas lides, entonaron "La bella Lola" y "La sirena". Los últimos en subir a actuar fueron las voces del Ciaboga.