El proceso de relevo generacional en el que está inmersa la hostelería avilesina hace presagiar cambios en la barra y la cocina del bar Kimpe, un escaparate con vistas privilegiadas al parque de Las Meanas y uno de los locales más genuinos de Avilés desde que abrió sus puertas en la década de los años 60 del pasado siglo. El actual propietario, Eloy Rodríguez Leo, y su esposa, Lourdes Mariel Chaves, cumplen 65 años y con esa edad les llega la jubilación. De ahí que el establecimiento haya sido puesto en traspaso "ya sea para seguir abierto como bar-cafetería o con otro enfoque", comenta el hostelero que ha convertido el Kimpe en un local donde se suelen congregar los aficionados al atletismo y al "running", una práctica en alza en la que el propio Eloy Rodríguez Leo es un consumado practicante. "Dejé de fumar, empecé a correr y acabé haciendo maratones", explica.

La parroquia del Kimpe, para la que el hostelero a punto de jubilarse solo tiene palabras de agradecimiento por tantos años de fidelidad, entremezcla a madrugadores y noctámbulos empedernidos -el bar abre sus puertas a las 7 de la mañana y es bien conocida la fama de su mantecado de Avilés al estilo casero-, a tertulianas de media tarde, a gente de paso que viene a la villa a hacer compras o gestiones y, últimamente, a muchos aficionados a correr. Entre los últimos, son legión los miembros del Running Team Salinas, un club que aglutina a personas de mediana edad aficionados a las carreras pedestres y en general a cualquier modalidad deportiva que implique correr.

Rodríguez Leo acumula 49 años de oficio con el único paréntesis de la mili. Empezó en 1969 de pinche en el Busto -ya desaparecido-, llegó al Kimpe de camarero en 1975 y se hizo cargo de su gestión en 1994. El protagonista de cinco décadas de dedicación a la clientela, que dice sentirse "como en casa" cuando pisa el Kimpe, espera ahora que le den el relevo.