De verdad que lo suyo sería agradar a los candasinos, decirles que tienen la suerte de vivir en el lugar más maravilloso del mundo, que no hace falta que increpen a quien, desde la distancia, vea alguna tacha. Candás, y por extensión todo el concejo de Carreño, se merecería sin aditamento alguno el título de paraíso natural. Lo que no es muy comprensible es que una representante política decida que lo que hace la Policía Local es impugnable. Es complicado comprender cómo alguien de andar por casa, es decir, una vecina como cualquier otra pero con unas ideas políticas que le han llevado al Ayuntamiento, entiende que está capacitada para alentar a los candasinos y visitantes a no cumplir las ordenanzas de tráfico, que de político tienen poco. La política por encima de la ley suele tener consecuencias impugnables y en el caso de Candás pueden provocar más de un problema, el primero que aquel que aparque mal, no utilice los pasos de peatones o tire una colilla al suelo se tome a chirigota lo que dice la ley y luego recurra la multa.