Candás, Mónica G. SALAS

Suena la canción de la Macarena, Paquito Chocolatero y una de King África. Aunque parezca extraño, no es una clase de baile ni tampoco de música. Es la forma en la que los mayores de Carreño se divierten haciendo gimnasia todas las semanas. Así, con el ritmo en el cuerpo y dando alguna que otra vuelta entre punto y punto de bádminton, más de 120 vecinos de Candás mayores de 60 años practican hoy en día deporte en el polideportivo de la villa y otros tantos en los centros de iniciativa rural de ocho parroquias del concejo. Está claro que la «operación bikini» ya no es sólo cosa de jóvenes, aunque que ellos prefieren llamarlo «operación salud».

«Estaba completamente deshecha de los huesos y desde que comencé a hacer gimnasia he notado una gran mejora», expresa María del Socorro de la Puerta, de 75 años, que practica gimnasia desde 1989, cuando arrancó el curso con tan sólo 15 personas. «Empezamos con un grupo de vecinos muy reducido a modo de prueba para a ver si funcionaba y en cuestión de dos años ya tuvimos que hacer dos turnos. Desde entonces, el número de inscritos no ha parado de crecer. Y mientras el año pasado teníamos sobre 105, éste ya llegamos a los 120», asegura Luisa Álvarez, profesora en Candás.

Y es que las clases de gimnasia se han convertido en algo sagrado para los mayores de la villa. Llueve, viente o granice ahí están preparados para mover las caderas. «Si uno se para se oxida como los coches, así que hay que hacer deporte», sentencia Miguel Ángel Domínguez, que comenzó hace tres años por iniciativa de su mujer. «Tenía problemas de huesos y ya que estaba jubilado vine a acompañarla; ahora vengo yo incluso más que ella», añade.

La diversión es precisamente uno de los puntos a favor de las clases de gimnasia. «Todos nos conocemos y nos divertimos mucho juntos», incide María del Socorro, a quien no le puede faltar la música a la hora de hacer ejercicio. De cualquier forma, los huesos, la coordinación o el equilibrio no mejoran solos, así que los mayores de Carreño tienen que trabajar muy duro si lo que quieren es lucir un cuerpo ideal y una salud envidiable este verano en las playas del concejo.

«Primero siempre hacen un calentamiento estático y en movimiento con ejercicios de psicomotricidad, equilibrio y coordinación. Luego trabajan abdominales y lumbares en las colchonetas y también hacen circuitos de acondicionamiento físico. Los viernes solemos incorporar juegos, como el bádminton, o hacemos ejercicios en el exterior», explica la monitora Luisa Álvarez, que coordina además todas las actividades con el medico de las instalaciones deportivas. Aún así, «siempre dejamos que cada uno sea su propio entrenador y que decidan qué puede hacer y qué no. Pero desde luego, estoy asustada. Porque gente con prótesis de cadera o con 90 años te hace cualquier ejercicio, es todo un mérito», añade.

Y aunque no existen los milagros, parecen ser que las clases de gimnasia dan sus frutos y se han convertido en un remedio infalible para los mayores que intentan luchar contra los achaques de la edad. «Se lo recomiendo a todo el mundo, siempre se lo estoy diciendo a mis amigas», señala Carmen Domínguez. Y así, por el boca a boca, el grupo de mayores que en Candás hace deporte se va haciendo cada vez más grande. Al igual que está sucediendo en otras parroquias del concejo. Con alrededor de quince inscritos por localidad los centros de iniciativa rural de Perlora, Piedeloro, Albandi, Poal, Pervera, Lograzana, Ambás y Guimarán-El Valle se han convertidos en improvisados escenarios de gimnasia, donde los mayores se ponen en forma con ayuda de la profesora María del Mar Couto.