Una afición al tiempo adictiva y relajante, capaz de tener a una persona enganchada hasta altas horas de la madrugada, y que sin embargo no guarda tanta complicación como pudiera parecer. Así descrito, parecería que estamos hablando de los videojuegos, la fabricación de miniaturas o el montaje de puzzles, pero nada más lejos de la realidad. Porque así es, precisamente, como describen el encaje de bolillos esta técnica textil cinco veces centenaria algunas de las 500 encajeras que se dieron cita ayer en la plaza cubierta de la Pola.

Las encajeras habían sido convocadas por la asociación Xana Bolillos de Pola de Siero, para participar en la novena jornada del encaje de la localidad. Una iniciativa que congregó a encajeras llegadas de toda Asturias y de comunidades cercanas como Galicia, Cantabria, País Vasco y Castilla y León.

De tierras leonesas procedía precisamente María Jesús Santos, que acudió a la Pola con el grupo de amigas con las que comparte taller desde hace tres años. En este tiempo, María Jesús Santos ha logrado un dominio correcto de la técnica del encaje, y ya es capaz de hacer delicados bordados. "Es un arte muy bonito y no es nada difícil. Es todo práctica, al principio asusta mucho porque parece muy complicado, pero no lo es tanto", sostiene la encajera.

Aunque fue precisamente la belleza de los encajes la que atrajo a María Jesús Santos a esta labor, han sido sus virtudes relajantes la que la han acabado conquistando: "El encaje es siempre vuelta y cruz, en cuando coges la mecánica es sencillo y muy relajante", asegura.

Otras encajeras destacan esta misma cualidad de su afición. "Es muy relajante, mucho más que el ganchillo u otras labores. Te exige estar pendiente de la tarea, y así desconectas de las preocupaciones diarias", afirma la ovetense Mari Paz Fernández, quien no obstante también alerta de lo adictivo de la afición. "Yo he llegado a estar enganchada hasta las tres de la mañana", añade Margarita Fernández.

Además de estas virtudes, el encaje de bolillos demuestra una gran versatilidad, ya que no sirve sólo para hacer velos y encajes, sino que puede ser el toque de distinción de casi cualquier creación textil. Así lo asegura Dorotea Tejero, de la Casa de Extremadura en Gijón, que lleva toda la vida haciendo encaje de bolillos. Y aún se divierte con ello.