Bimenes se encuentra en el corazón del cogollu, en todos los sentidos. Es un municipio que comparte ladera de Peñamayor por la vertiente que ha sido modernizada en infraestructuras con fondos mineros. Por eso resulta delicado hablar de chorizos. Hay que precisar sin ambigüedades.

El alcalde de Bimenes, Aitor García, ha propuesto abonar la aportación del municipio al patronato del Museo de la Sidra de Nava con su equivalente en embutidos. Es una ocurrencia original que ya ha tenido éxito, aunque, por lo que me dicen algunos consejeros, lo que necesita el Museo de Nava, más que chorizos, sean euros. Aitor García cumple con lo que el gijonés Alfredo García, Adeflor, recomendaba en el primer consejo de su libro moral: "El concejal no debe avergonzarse nunca", e incluía entre las advertencias al alcalde una entonces muy recomendable: "la cuestión es aparentar". La iniciativa de promoción de la producción yerbata ha sido bien acogida. En Bimenes elaboran chorizos de calidad. Ahora bien, también en Sariego, Cabranes y Nava, por no llegar a Siero y Noreña. El ejemplo más notable para quienes lo tenemos por amigo resulta el de José Ignacio Corte Artos, con esposa de Bimenes, por cierto, que desde El Remediu lleva por España el prestigio de los mejores chorizos de Nava. En Naveda, por ejemplo, han acreditado también una marca de alto nivel. Pero además de profesionales nunca faltan quienes mantienen la tradición de la aldea de matar el "gochu" con mondongueras de la familia y vecinos. Conozco bien cómo elaboran en casa de Jaime Fabián, en Cabranes, donde la matanza es más que un rito y el embutido inmejorable. Bienvenida, por tanto, la idea del alcalde Aitor García, que, siguiendo con Adeflor, es joven, progresivo y debe saber mandar. He ahí el arte supremo de toda autoridad. Y sin chorizadas.