La vecina Fernanda Valdés solicitó recientemente al Ayuntamiento de Noreña que nombre como hijo predilecto del municipio al antiguo gremio "San Crespín" de zapateros debido a la importancia que tuvo la industria del calzado para el concejo desde el siglo XVI hasta los años cuarenta del siglo XX, cuando la industria chacinera comenzó su auge en la Villa Condal. Dicha propuesta incluye también un acto de reconocimiento a los descendientes vivos de los últimos zapateros de Noreña, sobre los cuales aporta quince nombres concretos, pertenecientes a una decena de familias a las que propone entregar un diploma por unidad familiar.

Valdés considera que los supervivientes, casi todos mujeres, "son el último eslabón que nos une a la industria gremial del calzado", así como fuentes privilegiadas para conocer cómo era la vida en torno a una industria que dejó huella.