El arquitecto municipal, José Benito Díaz, habla en esta entrevista de sus primeros pasos en el Ayuntamiento de Siero, su faceta durante más de tres décadas como técnico y su visión de la evolución urbanísticva de un municipio que estaba muy dañado cuando llegó.

-Usted llegó en una época de mucho caos, poca planificación y bastante carta blanca para edificar.

-Sí, la intención cuando me incorporé era controlar un poco ese caos. Una de las primeras cosas que hice, de hecho, fue reordenar la calle Florencio Rodríguez de Lugones y la manzana central de Lugones. De hecho, Lugones no tenía ni una sola calle urbanizada cuando yo entré. No había saneamiento, el agua fue muy deficitaria y hubo una labor muy importante. Había un plan comarcal de Lugones-Llanera, desarrollista, que se cambió. Y hasta que se hizo la manzana central no había ningún parque en Lugones.

-¿Y la Pola?

-En la Pola hubo que hacer mucho porque había un plan precioso de Ildefonso Sánchez del Río al que la construcción de la carretera nacional 634, la actual calle Alcalde Parrondo, causó un destrozo terrible. Fue en 1973, y después de entrar yo, en 1984, contratamos un plan general a Rañada, que costó mucho hacer pero que funcionó muy bien. Salvó mucho del plan de Sánchez del Río, planificó Lugones, planificó la zona industrial, etcétera.

-Pero se quedó corto.

-Sí. Porque hubo un desarrollo tan grande que Lugones, por ejemplo, en tan sólo cuatro años, entre 1988 y 1992, ya tenía saturado casi el 70 por ciento de la edificabilidad. En cualquier caso, se notó mucho el cambio. Los sesenta fueron nefastos para la edificación, en los ochenta logramos frenarlo un poco. Los nuevos planeamientos bajaban algo la altura de los edificios. En las calles se notan los edificios que son de antes de los años ochenta. Son más altos y tienen calles más estrechas

-Siero no se ha caracterizado por la conservación de los edificios.

-Yo creo que hay cosas que hay que conservar y cosas que no.Puede haber edificios que merezcan la pena, pero otros no. Lo viejo por ser viejo no tiene valor. Lo tiene por ser bueno.

-El problema es que aquí no se ha conservado nada.

-Cierto. Tendría que haber buenos catálogos para conservar lo conservable. Y no estoy de acuerdo con el fachadismo. Tirar el edificio y conservar la fachada no lleva a nada. Lo que tiene valor es conservarlo por dentro y por fuera, o por lo menos lo fundamental de su esquema interior, la tipología. Pero conservar las fachadas porque sí, puede que haya alguno que merezca la pena, pero, para la mayoría, o se conserva entero o se cambia también la fachada

-En la Pola no había edificios de gran valor, pero sí quizá lo tenía el conjunto, que se estropeó con la edificación en altura. Y con los edificios que se dejó que cayeran.

-Sí. Los edificios en altura on todos anteriores al plan general, de antes de 1980. Y en cuanto a los edificios antiguos, hubo muchos que tenían compromiso de reconstruirse nada más derribarlo pero los propietarios no cumplieron.