Superados los 60 primeros días de funcionamiento a pleno rendimiento del nuevo polideportivo de la capital sierense, el balance general sobre el esperado equipamiento parece lejos de ser positivo para muchos. Desde que se abriesen sus puertas son muchas las deficiencias denunciadas por los usuarios a las que hay que añadir la vulnerabilidad de su cubierta evidenciada por el primer temporal de viento del invierno.

Los primeros problemas llegaron a comienzos de diciembre, cuando los alumnos de determinados talleres denunciaron que la falta de aislamiento de las aulas les impedía desarrollar su actividad con normalidad, al juntarse los ruidos de las diferentes disciplinas que se impartían en el interior del polideportivo. Fallo subsanado con el traslado a las antiguas instalaciones del Leandro Domínguez hasta que se encuentre otra solución.

A primeros de enero, la polémica se trasladó a la pista principal, pues hubo varios equipos que alertaron de que los resbalones impedían practicar deportes como el fútbol sala, hasta el punto que un equipo del Condal de Noreña se retiró de un partido, generando disparidad de opiniones sobre el estado de la superficie para la disputa de competiciones. Un problema que tras algunas medidas parece olvidado.

Asimismo, en las últimas semanas se suceden las quejas de los usuarios del gimnasio que aseguran que tan sólo una de las cinco elípticas con las que está equipada esta dependencia funciona correctamente. Hecho que sirve de argumento para los que defienden que el traslado del antiguo polideportivo Leandro Domínguez ha resultado "traumático", pese aumentar el número de asociados al patronato deportivo.