"Las redes sociales son un nuevo espacio que tienen los jóvenes para hablar, divertirse o ligar, y los padres debe implicarse en saber cómo funcionan". El psicólogo y sexólogo Iván Rotella (Gijón, 1971) fue el encargado de abrir ayer la V Semana de la Salud de Grado con una charla sobre el papel de las familias con respecto a las redes sociales, una labor que aconseja realizar con responsabilidad y sin ejercer un control férreo.

"Del mismo modo que un padre no está detrás de su hijo para ver con quién liga en un bar, en las redes sociales tampoco. Pero deben saber cómo funcionan y con quién hablan sus hijos, sobre todo si tienen 8 o 10 años", explica el experto, que pone énfasis en extremar la precaución en lo que al intercambio de fotografías se refiere. "Deben tener cuidado con según qué imágenes se pasan, sobre todo si son menores, porque están incurriendo en un delito de pornografía infantil".

Otro de los temas que preocupa a Rotella es la precocidad en el acceso a la pornografía. "Los últimos informes dicen que los niños están empezando a consumir porno con 10 años. Lo hacen porque tienen acceso a un teléfono que, en realidad, es un ordenador y porque a esas edades no tiene filtro", advierte sobre esta práctica en la que los chavales "no tienen ni el filtro ni la madurez suficiente para asimilar esa información si los padres no les advierten de que el porno es fantasía". Sobre cómo las familias pueden adquirir conocimientos en el uso y manejo de redes sociales, el gijonés lo tiene muy claro: "Son los propios críos los que tienen que enseñar a sus padres". Para ello, el psicólogo propone un intercambio en el que los chavales enseñen a sus familias a cambio de tener un smartphone. "Es la mejor opción. Además, con los adolescentes es más aconsejable establecer estas normas y límites que prohibiciones", asegura Rotella, quien también propone ir amoldando las líneas rojas "a la responsabilidad y edad" de los jóvenes.