Cuando la fortuna te regala la posibilidad de que te encuentres en la vida con una persona de la que nadie habla mal, por muy distante que se encuentre en manera de pensar o de deambular por los caminos del mundo, puedes estar agradecido, porque sencillamente estás delante, aunque no lo sepas, de un ser humano en toda la extensión de su palabra -y con mayúsculas- . Uno de estos maravillosos ejemplos es Pericles, alma y ejército que echó a andar la Ciudad Industrial de Valnalón. Tuve la suerte de conocerlo cuando, allá por mis tiempos de estudiante de Económicas, acudía a él y su equipo para conseguir datos, informes, sugerencias que, en cantidad desbordante, precisos y bien elaborados, luego yo intentaba trasladar a mis trabajos. Poco después me dedicó unas palabras, que no da vergüenza decir, me hicieron mejor persona o al menos me indicaron cual era la senda para ser un economista serio, analítico y responsable. No un «gualtrapa» cualquiera. Desde aquí espero no haberle defraudado. Os preguntaréis qué fue lo me dijo, que tanto me marcó. Sencillamente, todo ocurrió a resultas de mi participación en un curso de gestión de empresas, para trabajadores en activo, allá en diciembre de 1994. El destino me había guardado la sorpresa de alistarme, días antes, en las filas de desempleados. Como además de estar ciertamente desesperado, ante mi nueva situación, estaba admitido al curso, me acerqué para comunicarle que no cumplía el requisito preciso, ser «currante» y que, por ello, no podría realizarlo. Pero su calidad humana, la de este gran hombre, fue tal que no solo me admitió en el programa sino que me animó con una palabras más o menos como estas: «Asturias y sus cuencas mineras necesitan de gente joven que se comprometa con la creación de un nuevo modelo productivo para no quedarse definitivamente atrasada. Y eso, amigo Heri, se consigue con formación....» Todavía me emociono hoy, recordándolas.

A partir de esos momentos, me he sentido orgulloso de poder colaborar con Valnalón siempre que me lo han pedido, por que representa la maravillosa locura de buscar nuevos caminos ante las conocidas crisis que nos embargan habitualmente. La pena es que, como los grandes profetas, su innovadora labor es mucho más reconocida fuera de Asturias que dentro. Para que os hagáis una pequeña cuenta, deciros que exportan su modelo de emprendedores, sí el mismo que cursan vuestros hijos en la secundaria y bachiller, a países como Rumanía, Suecia, en Europa, gran parte de Hispanoamérica y Asia. Y eso no se logra soltando globos sonda, o vendiendo motos quemadas de hippie, sino con un referente de compromiso en apoyo de la Economía Social a nivel planetario.

Estos días me sobresalto porque leo que «Peri» se jubila. Pero no estoy triste, por dos razones. La primera, porque sé que Marta Pérez es fiel imagen de la labor seria desarrollada por ese equipo y seguidamente porque muy dentro de mi creo que este tipo de maravillosas personas nunca se abandonan ni olvidan la primera linea de fuego. No va con ellos, su compromiso con la sociedad, su amor al mundo empresarial y su devoción por el desarrollo del ser humano, se lo impide, seguro. Desde aquí, con esta sencilla columna, escrita apresuradamente, con mucho cariño y respeto a quien la provoca, desearte amigo Pericles un buen reposo del guerrero, aunque sé que siempre tendrás el fusil próximo y la trinchera a la vista para ser referente y luz de alba de todos aquellos que te consideramos un Maestro. Un abrazu; Heri.