Ángeles gonzález fuentes Escritora, acaba de publicar el poemario «Letanía de un plano inclinado»

Turón (Mieres),

C. M. BASTEIRO

Ángeles González Fuentes (Turón,1954) dedicó buena parte de su vida a la enseñanza de Expresión Plástica en centros de Educación Secundaria. El año pasado, cambió los colores por la pluma y se atrevió a publicar su poemario «La rosa de tus vientos» (KRK, 2011). Ahora acaba de presentar su segundo trabajo, también en verso, bajo el título «Letanía de un plano inclinado». La poesía se ha convertido en su principal ocupación, junto con la traducción de libros de escritores franceses. Ella y su marido son los traductores en España del autor francés Armand Gatti.

-Cuenta que sus amigos la animaron a sacar su primer libro, ¿por qué no se atrevía a publicar?

-Yo escribí toda la vida, pero me daba miedo mostrarlo porque pensaba que estas poesías eran muy íntimas, que igual no se podían enseñar. El profesor de la Universidad José Luis Atienza siempre me estaba preguntando si seguía pintando y mi círculo de amistades respondía que ahora ya no, que ahora escribía, y me pidió ver lo que tenía. Se lo pasé por correo y le encantó. Me animó a publicarlo porque le gustó mucho, y el profesor de Literatura Francesa de la Universidad Francisco González me dio el gran empujón.

-¿Qué ofrece en «Letanía de un plano inclinado»?

-Podría hacer una comparación con «La rosa de tus vientos». Los dos son una especie de vuelta al pasado, pero el anterior era mas luminoso. Se hablaba de la infancia y trataba de contar a través de un viaje en dos sentidos. Viajaba en el tiempo y en el espacio, ya que hablaba de una niña y la poesía se ambientaba en el Oriente de Europa. «Letanía de un plano inclinado» es más oscuro, reflexivo y social. Esa cualidad social ya se dejaba entrever en mi primer trabajo, pero aquí está más presente.

-¿Por qué hay más oscuridad?

-Este poemario bebe de las historias familiares que escuchabas cerca de la cocina de carbón. Son esas narraciones que tu tienes medio escondidas en la memoria, y que te preguntas qué fue de aquello, si realmente era verdadero. También es oscuro porque se desarrolla en una zona minera, un barrio que está junto a la bocamina, en un plano inclinado. Es un homenaje a la tierra minera, a mis vecinos y a lo que conozco.

-¿Se siente más cómoda cuando escribe de lo que conoce?

-A mi edad, lo que tengo que hacer es recuperar experiencias. Por el momento, mis poesías no son autobiográficas, son casi mitos de gente del entorno, pero no son biográficos.

-¿Cómo fue el paso de enseñar plástica a escribir?

-Escribir y dibujar son dos cosas que me apasionaron siempre. Una profesora, Carmen Díaz Castañón, me enseñó a pintar hasta el infinito y cuando terminé COU decidí estudiar y dedicarme a ello. Pero nunca dejé de escribir y ahora es mi principal ocupación, junto con la traducción de textos del francés junto con mi marido.

-¿Cómo se vive rodeada de las historias de Armand Gatti?

-Armand Gatti es un artista en toda la extensión de la palabra. Escritor, poeta, periodista... Y todo lo hace bien. Me encanta su obra y siento su influencia, aunque intento escapar de su magia para ser yo.