El estrecho de Gibraltar, tras toda una era geológica separando dos continentes, ha terminado por juntar a dos mierenses de generaciones distintas . En 1957 José Vitos Natal cruzó a nado desde Tarifa a Marruecos protagonizando una gesta que al año siguiente amplificaría con su mítica travesía a través del Canal de la Mancha. Ahora, justo sesenta años después de que Vitos se enfrentase a las corrientes sobre las que Hércules edificó sus legendarias columnas, otro mierense ha logrado doblegar las bravas aguas del Estrecho. Se trata de Nacho Piedra Rascón, un amante de los triatlones que, junto a su primo César Mallo y su amigo Luis Miguel San Segundo, consiguió hace unos días llegar a las costas africanas tras 4 horas y 37 minutos de esfuerzo.

José Vitos tiene en la actualidad 83 años. Nacho Piedra cuenta con 52. No se conocen, pero tienen dos cosas en común, una de nacimiento y otra de apego. Su afiliación natal y el deporte les unen. Entraba dentro de lo posible que acabaran confluyendo, pero lo cierto es que parecía improbable que el detonante de la convergencia fuera un paso marítimo situado a casi mil kilómetros de Mieres. Gracias a ellos, Gibraltar está un poco más cerca. Además, basta con analizar sus respectivas gestas para encontrar muchas cosas en común. Cruzar el Estrecho era un cometido casi inverosímil hace 60 años y actualmente sigue siendo una tarea titánica. La distancia, la corrientes y también el frío se juntan para construir un muro de olas. "Cuando empecé a participar en travesías marítimas me di cuenta de que tenía que acostumbrarse a las bajas temperaturas del agua. Así, encontré una poza en el río Caudal, a la altura de donde está ahora el lavadero de Hunosa y, en invierno, me metía a nadar", recuerda Vitos. Aún hoy, con el río canalizado y limpio, cuesta imaginarlo sumergiéndose casi desnudo en las por entonces negras aguas del Caudal, con la nieve aún asomando en la sierra Aramo.

El veterano deportistas local hizo la travesía del estrecho del Gibraltar, y más tarde la del Canal de la Mancha, con un minúsculo bañador de trapo y unas gafas que no lograban evitar que el agua salada le irritase los ojos. Las nuevas tecnologías han permitido a Nacho Piedra contar con algo de ventaja, pero no tanta como podría parecer. "El neopreno te ayuda a flotar y te quita bastante frío, pero al final entre agua y después de varias horas nadando las rozaduras acaban siendo quemaduras de bastante consideración".

El estrecho de Gibraltar tiene actualmente la misma anchura que hace sesenta años y el agua está, mas o menos, a la misma temperatura. Las corrientes siguen siendo también igual de traicioneras. "Recuerdo que soplaba mucho viento de levante y al final me fui desviando hacia el Atlántico. En vez de 15 kilómetros terminé haciendo más de veinte". Vitos acabó empleando cinco horas en cubrir el trayecto. Nadó sólo contra la corrientes. Nacho Piedra ha contado con la compañía de su primo y un amigo. Sabía que tenía que evitar los golpes de mar. "Nos dijeron que teníamos que nadar lo más rápido posible el primer tramo para evitar ser empujados hacia el Atlántico".

Vitos nadó en octubre y Nacho Piedra lo ha hecho a finales de abril. Pero ni la primavera ni el otoño se han mostrado benévolos con ellos. "Pedí un permiso en el trabajo para irme a Tarifa, pero entró un temporal; los días pasaban y no me dejaban lanzarme al agua. Al final les dije que me tiraba aunque fuera de noche y a escondidas. Al final mejoró un poco el tiempo y pude nadar", explica Vitos. Curiosamente, Nacho Piedra se ha visto sesenta años después en la misma tesitura: "Nos dijeron que era el peor temporal de la última década. Llegué a pensar que nos volvíamos sin intentarlo", reconoce este mierense asentado en Madrid, donde trabaja como gestor de empresas.

El Ministro

Los dos nadadores mierenses se enfrentaron al estrecho de Gibraltar tras superar idénticas incertidumbres. Las sensaciones también fueron similares al llegar a las costas africanas. "La verdad es que no me costó demasiado. De aquella yo nunca me cansaba nadando y salí del agua entero. Si me dejan me hubiera vuelto a España nadando de nuevo". Nacho Piedra sintió algo parecido: "Para mi sorpresa acabé bien. De hecho, pretendo volver para hacer la doble marea, que es ir y volver nadando". ¿Y el Canal de la Mancha? "Sé que Vitos lo nadó y aunque ese reto ya es mucho más complicado, ¿por qué no?". Al final, el mérito de cruzar a nado el estrecho de Gibraltar está en hacerlo, más allá de se haga en 1957 o 2017. Ahora bien, la repercusión no es la misma. Nacho Piedra, tras su gesta, se fue para casa. Vitos fue recibido por el Ministro José Solís. Le pidió poder cruzar el Canal de la Marcha. Los presentes pusieron en duda el logro. El joven Vitos le preguntó al Ministro si era posible doblegar el Canal sin ir allí. Solís, confuso, le dijo que no. "¿Y si voy? ¿Sería posible?". Un año después Vitos cabalgaba sobre olas de tres metros con Dover en el horizonte.