El nuevo y céntrico barrio de la Mayacina pronto cumplirá una década desde que empezaron a construirse los primeros pisos. Actualmente están edificadas 530 de las 711 viviendas proyectadas en el marco de este ambicioso plan urbano. Unos mil vecinos residen en el ensanche de Mieres. Pese a la alta concentración de habitantes y su céntrica ubicación, la Mayacina no ha logrado generar tejido comercial. Ni tiendas, ni bares, ni servicios de ningún tipo, salvo una clínica dedicada a la atención sanitaria. Sin embargo, es previsible que el atractivo de la zona se verá pronto realzado. El Ayuntamiento abordará en breve la construcción de un gran parque y los empresarios están convencidos de que el cambio de imagen modelará un nuevo espacio urbano "con mucha más vida".

"Para los negocios que ya están funcionando en la periferia de la Mayacina será un impulso importante y seguramente se abrirán nuevos establecimientos en algunos de los bajos que llevan cerrados desde la construcción de los inmuebles", señaló Loli Olavarrieta, presidenta de la Unión de Comerciantes del Caudal. La transformación del polvoriento aparcamiento de tierra en un parque abre un escenario totalmente distinto: "El cambio estético será notable y además habrá más vida, con niños jugando por las tardes", Así, Olavarrieta prevé que se genere interés, pero con mesura. "Pienso que se generará más actividad hostelera que comercial, ya que la ciudad tiene un techo de demanda que está cubierto y permite pocas oscilaciones".

En el ensanche urbano de Mieres ya viven alrededor de un millar de personas. El lento pero constante despliegue residencial ha estado el último lustro oscurecido por el desapego que el pequeño comercio está manifestando a la hora de apostar por el ensanche urbano de Mieres. Sólo uno de los 16 bajos comerciales que ya están construidos y en venta está ocupado. Se trata de una clínica de resonancias. Ahora, los propietarios de restaurantes y tiendas próximas a la Mayacina están ilusionados. Prevé que el futuro parque "oxigene" el entorno. "La ciudad ganará bastante en su conjunto", señalan los profesionales del sector.

La Mayacina tiene su principal frontal con la calle Valeriano Miranda. En el nuevo barrio no hay panaderías, ni restaurantes ni fruterías, pero basta con cruzar la calle para poder hacer compras de todo tipo. Gabriel Prada lleva un año al frente del restaurante "Caña y come". Está esperanzado ante el cambio urbano que se avecina. "Ya cuando me instalé pensé en que el parque le daría un giro a la zona. Ahora la vista es desoladora con tanto coche y, además, sufrimos la suciedad y el polvo que genera el aparcamiento. El parque lo cambiará todo y seguro que se abrirán negocios", señala. A la espera de que la zona lúdica sea una realidad, ya se conforma con que empiecen las obras: "Seguramente tendremos a bastantes trabajadores de fuera de Mieres que aumentarán la venta de menús del día en la zona", señala con cierta ilusión.

Inicialmente en la parcela central de la Mayacina estaba previsto construir un aparcamiento subterráneo con un parque en superficie. El Ayuntamiento desechó el primero de los proyectos hace más de un año al constatar que los promotores únicamente abordarían esta actuación si el consistorio implantaba la zona azul de pago en la mayor parte del centro de la ciudad, una medida que los gestores municipales de IU desecharon políticamente. Cerrada esta puerta, el Ayuntamiento elaboró el pasado año la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (DUSI) , seleccionada para su financiación con 5 millones de fondos Feder. La principal actuación será el nuevo parque de la Mayacina, con un presupuesto estimado inicialmente en 1,1 millones. Salvo imprevistos, será una realidad en 2018.

Javier González regente desde hace treinta años un negocio de instalaciones de refrigeración que se ubica justo delante de la parcela central de la Mayacina: "Nosotros no disfrutaremos de las mejoras, ya que nos trasladamos en breve, pero no cabe duda que para la zona será un cambio radical", apunta. Desde su punto de vista, habrá comerciantes y hosteleros interesados en instalarse en el hasta ahora infértil barrio. "Ahora hay tránsito de coches, pero nadie se queda en esta zona. Si quieren tomar algo aparcan y se van a las calles peatonales, mucho más limpias y tranquilas".

Los planes municipales pasan por convertir la parcela más visible del ensanche urbano, de unos 9.000 metros cuadrados, en un espacio público equipado como zona verde y concebido "para el ocio y esparcimiento de la ciudadanía". El contenido concreto del proyecto aún se desconoce, pero lo que está claro es que el Ayuntamiento acabará con el uso de la parcela como aparcamiento en precario, una función que lleva desempeñando desde hace una década de manera accidental.

Juan Grela tiene una popular tienda de fotografía situado a pocos metros de la Mayacina. "Para la imagen de la ciudad este aparcamiento de tierra donde puede haber cada día 200 coches no es nada bueno", subraya. "El nuevo parque contribuirá a crear barrio y generará vínculos entre el vecindario". Grela percibe que los edificios construidos en los últimos años parecen desnudos con todos sus bajos comerciales tapiados y carentes de vida: "A eso hay que sumar que alguna de las promociones deja mucho que desear estéticamente, incluso podría decirse que parecen barracones". El parque se asoma como un elemento revitalizador de un barrio que no ha logrado aún integrarse en la ciudad.