Barcelona, Europa Press

Madrid

El ya famoso pasillo del Barcelona al Real Madrid en el Santiago Bernabeu le costó el penúltimo disgusto al presidente azulgrana, Joan Laporta. Los jugadores barcelonistas no tenían ninguna gana de dar lustre a ese momento, y mucho menos en casa de su eterno rival. Por eso idearon salir al terreno de juego madridista con camisetas blancas en las que se leyera la leyenda «Milito, estamos contigo», en apoyo de su compañero, el defensa argentino que dos días antes conocía que estaría de baja seis meses por una grave lesión de rodilla de la que tendrá que ser intervenido quirúrgicamente. Incluso la propia página web oficial del Barcelona anunció en directo que los jugadores salían al terreno de juego con esas camisetas blancas.

De no haber mediado Laporta, la cosa habría sido así. Según explicaba ayer el diario «Marca», el presidente azulgrana montó en cólera momentos antes de iniciarse el partido, cuando se enteró de la decisión de sus jugadores. Laporta bajó al vestuario barcelonista y abroncó a sus jugadores, a los que pidió juego limpio y que hicieran un pasillo a la altura de la historia del club.

«Los jugadores del Madrid nos han ganado en el césped y han sido mejores que nosotros. Hemos sido incapaces de plantarles cara y nos toca hacerles un homenaje como Dios manda», dijo. Laporta, que a medida que se iba dirigiendo a sus jugadores iba elevando el tono de voz, cada vez más enfadado, añadió: «Hay que tener la dignidad que os ha faltado en la Liga. Ya os estáis quitando esas camisetas -dijo, refiriéndose a la blanca de homenaje a Milito- y salís con la azulgrana, como corresponde al señorío de este club. Han ganado con merecimiento y les haremos el pasillo que se merecen».

Los jugadores hicieron caso a Laporta, quien así pudo cumplir la palabra dada horas antes, durante la tradicional comida entre directivas, al presidente Ramón Calderón de que el pasillo estaría a la altura de los dos grandes equipos que se iban a enfrentar sobre el terreno de juego.

Esta bronca de Laporta fue uno de los motivos por el que la gran mayoría de los jugadores mostraron caras largas durante el corto acto del pasillo-homenaje al campeón de Liga, que duró en torno a los 40 segundos. Algunos jugadores azulgrana ni aplaudieron, ni miraron a los madridistas.

El entrenador del Barcelona, Frank Rijkaard, dirigió ayer su primer entrenamiento, a puerta cerrada, en el Miniestadi, después de que la directiva anunciase, el jueves, que será relevado del cargo por Pep Guardiola, actual técnico del equipo filial del club, a finales de esta temporada, y pidió a la plantilla que acabe el campeonato «dignamente», según reveló el centrocampista Xavi, uno de los capitanes.

Rijkaard retomó la actividad con normalidad y se mostró «muy sereno» en su reencuentro con los jugadores, después de que el presidente del Barça, Joan Laporta, anunciase la marcha del técnico holandés cuando concluya la temporada. «Es un hombre tranquilo y nos ha dicho que hay que seguir en estos dos partidos y acabar la temporada dignamente», explicó Xavi, en una rueda de prensa posterior.

En el entrenamiento, sin embargo, no participaron varios jugadores que arrastran problemas físicos. Fue la segunda de las tres sesiones a puerta cerrada de la plantilla del Barça antes de recibir mañana al Mallorca. Celebrada en el Miniestadi, bajo la lluvia, estuvieron 15 jugadores y el cuerpo técnico al completo.

El centrocampista Deco se ausentó por una indisposición, mientras que Márquez y Gudjohnsen recibieron tratamiento en el Camp Nou. El delantero Bojan , con una sobrecarga en los isquiotibiales, realizó carreras en el campo de La Masía, y tampoco se ejercitaron los lesionados Ronaldinho, Sylvinho, Jorquera, Milito e Iniesta.