Oviedo, Á. FAES

El balance de tan sólo 356 salmones en toda una temporada de pesca enciende las alarmas. En los últimos meses, el monarca del río se cotizó caro y el simple avistamiento de un ejemplar se celebraba en las orillas como un acontecimiento. La realidad es que apenas se han visto peces y la voz de los pescadores se alza pidiendo medidas para salvar la situación. Olvidadas ya las temporadas que terminaban con más de 3.000 capturas, la escasez del último ejercicio salmonero abre el debate. No faltan ideas para alcanzar un objetivo común, pero mientras unos creen que debe remitir «la presión de las cañas sobre los peces», otros, ribereños principalmente, creen que el problema está lejos de los ríos asturianos y lo sitúan en alta mar, en los mares del norte de Europa, donde, dicen, la pesca industrial acaba a golpe de capturas masivas con la población. Todos instan, eso sí, a que la Administración actúe cuanto antes para evitar la desaparición de la especie en los ríos cantábricos.

«Claro que hay soluciones, pero la sociedad pescadora asturiana no está preparada para adoptarlas», dice Delfín Puente, presidente de la Real Asociación Asturiana de pesca fluvial. Retrasar el inicio de la campaña hasta el mes de abril, crear en la parte alta de los ríos zonas de veda permanente, que los cotos parciales funcionen cuatro días a la semana durante toda la campaña y devolver al agua a los ejemplares hembra de más de 75 centímetros para favorecer la reproducción son las medidas mínimas que pide Puente. «La pesca a mosca debería ampliarse a dos días a la semana, los lunes y los jueves, uno de ellos sin muerte», sugiere.

No es de la misma idea Juanjo Peruyero, de la sociedad de pescadores El Esmerillón. «Algunas zonas se cierran el 15 de mayo, habría que hacerlo en alguna más, sí, pero eso requiere vigilancia. Los cupos no solucionan nada si no hay salmones». Y apunta directamente a la pesca industrial. «En los países nórdicos sacan salmones a punta pala y ya no llegan a los ríos. El mayor problema es lo que pasa en el mar», asegura.

Javier Loring, representante en España de la NASF, el fondo internacional para la defensa del salmón, prefiere aliviar la presión sobre los peces. «El número de cañas que caen diariamente sobre el salmón debe disminuir y las medidas deben ser más efectivas que cosméticas. Prohibir la venta de salmones no salvó la vida de ninguno», argumenta. Desde El Esmerillón, sin embargo, se muestran de acuerdo con haber frenado la comercialización de las piezas. Fernando López, presidente de esta sociedad de pescadores, pide más control. «Se necesitan contadores de salmones y capturaderos para tener datos reales de cuántos salmones entran. Acatamos las medidas pero pedimos que vayan más allá de las restricciones a los pescadores», explicó, antes de sugerir la mejora de las repoblaciones como otro de los factores mejorables. «El control en el mar debe ser más eficaz, si allí cortan el paso a los salmones aquí no tenemos nada que hacer». Y por último se quejó del daño que hacen depredadores como los cormoranes. «Ejercer un férreo control debería ser innegociable. Todo lo que no sea así es alimentar a los cormoranes».

José Manuel Mori, «el Marqués», afamado pescador, ya declaró hace unos días su oposición a las medidas restrictivas. «El problema no es que se permita pescar siete u ocho salmones por año, sino saber dónde están los peces que tendrían que haber llegado a los ríos asturianos. Hay que tomar medidas contra los que pescan en alta mar», aseguró.

Miguel Aguilar Juan, pescador y estudioso del salmón, propone un control riguroso de los salmones que llegan al río. «Habría que instalar tres contadores de salmones por río, en los cursos bajo, medio y alto, para recopilar datos y adecuar al número de peces la gestión del río».

El presidente de la Federación de Pesca también explicó recientemente su opinón a este periódico. «Si sólo me pronunciara como pescador diría que ya se nos está apretando bastante, pero como dirigente debo decir que hay que hacer algo. Entiendo que se adopten medidas para salvaguardar los recursos del río, que no vayan a menos cuando este año ya han sido muy pocos. Pero las limitaciones no deben ser para siempre, pues si en el futuro las cosas mejoran, podría levantarse la mano otra vez».

«Hay que tomar medidas contra los que pescan salmones en alta mar»

<«El Marqués» >

Ribereño del Sella

«La pesca a mosca debería ampliarse a dos días a la semana»

<Delfín Puente >

Presidente de la Asociación Asturiana de Pesca Fluvial

«El número de cañas que caen diariamente sobre el salmón debe disminuir»

<Javier Loring >

Representante de NASF

«Las decisiones tienen que ir más allá de las restricciones a los pescadores»

<Fernando López >

Presidente de «El Esmerillón»