Gijón, J. I. CASTAÑÓN

Quién no se ha confundido alguna vez. Alguien no muy informado puede pensar que el «Villa de Gijón», prueba que arranca junto al estadio de El Molinón, se trata de una carrera a mayor gloria del ex jugador del Sporting hoy tan famoso. No, el «Villa» es una carrera con 32 años de historia, 12 kilómetros de longitud por las calles de Gijón y que no tiene nada que ver con el mundo del fútbol, tan presente en la vida de muchos. Ayer en el estadio de atletismo de Las Mestas, que no en el velódromo donde finalizaba hasta hace dos años, y mientras se acercaba a la línea de meta el primer clasificado, que lo hacía justo en sentido contrario al que se corre en una pista de atletismo, hubo más confusión pues al locutor que animaba la prueba le salió un espontáneo: «Ahí llega Dani Bayón de la Universidad? Laboral». Tras un segundo de estupor entre el público y alguna que otra carcajada, corrigió y dijo bien: «... de Oviedo». Es decir, del equipo de la Universidad, de la institución nacida en la ciudad de Oviedo que expandió sus tentáculos docentes por Asturias. Los carbayones más malpensados podrán considerar que la palabra Oviedo confunde en Gijón, como la noche lo hacía a un personaje de la prensa del corazón o como pasaba más allá de Pajares a muchos con las cartas que escribían, que con motivo del cambio de la denominación provincial se dirigían a la provincia de Oviedo y no a Asturias.

Quien ayer estuviera a pie de pista a la vista de las enhorabuenas recibidas podría también confundirse y pensar que Bayón (37.58) siempre tan comedido, tan discreto, no hubiera vencido. Que la victoria se la había llevado Alonso (38.19), ayer segundo, no el piloto de Fórmula 1, ni tampoco Pablo Alonso, vencedor en Tineo, sino Carlos Alonso, un chaval ovetense de la Universidad de Oviedo. ¿Universidad de Oviedo? Sí, Carlos ha cambiado el Oviedo por la Universidad y, tras un calvario de dos años en el que fue operado a causa de una fascitis plantar en sus dos pies, pasar por una silla de ruedas y luego servirse de muletas, reaparecía ayer en Gijón dando una imagen magnífica y sin ningún tipo de molestia. En cierto modo por eso Carlos a ojos de todos había vencido.

Su sola participación en Gijón era un premio a una carrera de obstáculos, su prueba predilecta antes de lesionarse gravemente. «Sigo entrenando con Chus Castaño y con mis compañeros que siguen en el Oviedo. Alberto Suárez me está sirviendo para coger el punto de forma», destacó. Un atleta que no hace tanto representaba la esperanza del atletismo regional de fondo gracias a una medalla europea en categoría junior, y que ahora ha recaído en el avilesino Aitor Fernández de la Coba.

El podio masculino lo completaba Emilio Llamedo (38.35), mientras Bayón, que siempre en su línea se alegraba por el puesto de Carlos Alonso, anunciaba su deseo de estar a punto para el Regional de campo a través y en el cross corto nacional de clubes para buscar otra medalla para la Universidad de Oviedo.

Vanessa Suárez (Toscaf Recta Final) no confunde a nadie. Como el anuncio de «el algodón no engaña», el que la observa puede adivinar por su estampa que ha nacido para correr. Ayer no tuvo el más mínimo problema en conquistar el triunfo, como a priori estaba predestinada. Y es que sus rivales de ayer están a años luz de la pupila de Villanueva. Vanessa firmó una carrera tranquila, sin más presión que el que se quiera poner uno mismo, y en la que tuvo buena compañía: la de Dioni Martínez, vencedor de la media de Avilés, atleta de su mismo club que decidió darse un descanso activo, y de Arturo Llamedo, otro cafetero que decidió correr al ritmo de la corverana, que hizo una media de 3.40 el kilómetro.

La gran Rocío Rios, que ha dejado la alta competición y que se había calzado los playeros y hecho el preceptivo calentamiento con molestias físicas, abandonó por precaución al poco de la salida. Mónica Arias, a más de 4 minutos, y Laura Rodríguez, a casi 5 de la corverana, completaron el podio.

La carrera en categoría absoluta fue efectivamente multitudinaria y la finalizaron 810 corredores, una cantidad extraordinaria a la vista de la lluvia que cayó el día anterior y que también descargó con fuerza cuando el grueso de populares llegaban a meta. Las categorías menores calentaron, que buena falta hacía, la prueba absoluta en un día gris y desangelado.

Por otra parte, Alba García fue sexta española en Soria, cross que, junto al de Atapuerca (allí fue cuarta) y Llodio, decide la selección para el Europeo de diciembre en Portugal. «He estado peor de lo que esperaba, pero tengo esperanzas de estar mejor en Llodio y a ver si puedo clasificarme», señaló. El año pasado, Alba se quedó fuera de la selección (la forman seis atletas), tras una decisión controvertida del seleccionador Luis Landa. Aitor Fernández, ganador del cross de Tineo, firmó un buen resultado con su 25.º puesto en una carrera de talla internacional.