La última vez que El Requexón amaneció con mensajes motivadores repicaban tambores de guerra. Fue en junio de 2008, con el Oviedo luchando por escapar de Tercera, una categoría que le ahogaba. El partido de ida por el ascenso, en Caravaca, había acabado en una debacle tan marcada (4-1) que se había llevado a Carrasco y sus controvertidas ideas por delante. Con Fermín al mando, había que remontar para seguir respirando y Oinatz Aulestia se puso manos a la obra. El portero fue el que llevó a El Requexón un lema impreso en folios y cubrió las paredes con el mensaje: «3-0».

Entonces, la reacción fue efectiva aunque finalmente insuficiente. El Oviedo se puso 3-0 en la segunda mitad del partido de vuelta, pero la expulsión de Curro en la celebración y el acierto de los murcianos hicieron que el esfuerzo se quedara en nada. Al igual que entonces, ayer los jugadores se encontraron con pancartas de apoyo en diferentes puntos de El Requexón. Los mensajes llegaban desde dos direcciones.

Las más llamativas por su tamaño, las consignas lanzadas desde el grupo Symmachiarii a los futbolistas en el campo habitual de entrenamiento. «Imposible no hay nada». «Luchad hasta el final» o «La remontada es posible» son algunos de los lemas que los futbolistas pudieron leer en los extremos del campo. En la zona de los vestuarios, Carlos Granero hizo lo propio con carteles motivacionales. Mensajes como «Este equipo sí puede» o «0-2» se podían leer en las paredes de las instalaciones azules.

Y el vestuario ha acogido como propia la creencia. Uno por uno, los futbolistas que desfilaron por la zona de prensa insistieron en repetir la misma idea: es posible eliminar al Éibar. «Podemos hacer lo que hicieron ellos porque somos mejores. Con palabras no se ganan los partidos pero tenemos opciones. Tenemos que ir a muerte», pronunció Cerrajería, uno de los más pasionales. Mantovani recogió el guante: «En mi cabeza sólo tengo un 0-2, nada más. No pienso en otra cosa». Xavi Moré también sumó su voz: «La gente lo verá complicado pero nosotros lo planteamos como una gesta, una machada, y aquí, en el Real Oviedo, lo que se llevan son las gestas. La gente empieza a creer que se puede remontar».

La consigna lanzada por Granero y la afición parece haber calado. Al menos de forma teórica. La plantilla también encuentra motivos para creer en la victoria en Ipurúa. «Lo podemos hacer, tenemos que creer todos: desde el utillero al último jugador. Lo mínimo que podemos hacer es dejarnos el alma. Es una final, vida o muerte», indica Moré. «El único final posible de la temporada es dando la cara. Tenemos que pasar esta eliminatoria», interviene Mantovani. «Nunca nos han regalado nada. Siempre hemos sufrido, esto es una más. Vamos a pasar seguro, lo merecemos», corona Cerrajería.